Luego de los primeros 12 juegos de temporada regular las inquisidoras miradas se centran en Dana LeVangie, el coach de pitcheo de los Boston Red Sox. Con una inesperada y pobre marca de 3-9, las interrogantes han florecido acerca de lo que está pasando con el cuerpo de lanzadores del equipo campeón de las Grandes Ligas.
Aquí ponemos sobre la mesa algunos datos, preguntas y respuestas. Pese a tener una efectividad combinada de 6.28 Boston no es el peor equipo en pitcheo de Ligas Mayores, sino el 27. No es consuelo de ninguna manera, pero en peor estatus están los dos equipos de Chicago, los Cubs (30) y los White Sox (29), así como los Arizona Diamondbacks (28).
En 2018 los Red Sox ganaron la Serie Mundial y culminaron una gran temporada en la que se respaldaron en un equipo muy balanceado. Estaba compuesto por bateo oportuno y de poder. Y también por un eficaz cuerpo de lanzadores, tanto abridores como relevistas, que compilaron un 3.75 de efectividad colectiva y que les permitió ser el octavo mejor staff de pitcheo de MLB. Hoy las cosas están muy mal.
Inicio de terror para los Red Sox de Boston
Boston ha permitido 83 carreras en los primeros 12 juegos. Todo empezó muy mal cuando en el debut, con el as de la rotación Chris Sale, los Red Sox acabaron permitiendo 12 a los Mariners, en el último juego de esa serie, el 31 de marzo, Seattle ganó 10-8. La Serie ante Oakland, la segunda de la campaña, derivó en tres derrotas por un triunfo, aunque sin pizarras escandalosas.
Pero la serie ante Arizona es la que empezó a sembrar serias, muy serias dudas. Qué está pasando con el pitcheo de Boston, sobre todo luego de ese partido del viernes 4 de abril en el que los Red Sox cayeron 15-8 ante los Dbacks y en el que incluso el utility venezolano Eduardo Núñez terminó en la lomita. Permitió un jonrón en una noche en la que implosionó el pitcheo bostoniano.
Ese día, el abridor Rick Porcello permitió siete anotaciones, que derivaron en una rabieta al estilo Bobby Bonilla en el dugout de los Red Sox. Se desquitó con el contenedor de bebida hidratante, que salió despedido en lo que ejemplificaba de la mejor manera lo que pasa con el pitcheo en Boston: frustración a flor de piel.
Ese día el relevista Brian Johnson también permitió siete carreras. Por primera vez en la estadía de Alex Cora como piloto de Boston, se le vio acongojado en el dugout del equipo. Fue el famoso día en el que la gota derramó el vaso.
¿Qué pasa con Sale?
Una de las cartas fuertes del pitcheo de los Red Sox de Boston es sin duda Chris Sale. Pero su marca de 0-3 y su efectividad de 9.00 no son tan preocupantes. Lo que realmente alarma es su pérdida tan notoria de velocidad con respecto, no únicamente a 2018, sino a las pasadas temporadas.
En un análisis para MLB Network el otrora lanzador y cerrador ligamayorista Brad Lidge, opinó sobre lo que podría estar pasando con Sale. Revisó el porqué de su bajón tan evidente en velocidad y nivel de dominio de los bateadores que en este arranque de campaña de 2019 se ha palpado del estelar zurdo.
“En términos de rendimiento, creo que Cris Sale puede lanzar en el rango de las 90-92 millas aunque incluso se le ha visto tirar a 89 con frecuencia. Pero a pesar de eso, pienso que puede ser efectivo, aunque no podrá ser el Chris Sale que hemos conocido hasta ahora y del que nos hemos enamorado: ese lanzador dominante que va a salir y ponchar a 14 si sale en una buena noche. A esa velocidad no podrá ser ese tipo, así que debes estar preocupado que haya firmado una extensión de contrato con ese problema”.
Sale recientemente firmó una extensión de contrato de cinco temporadas y 145 millones de dólares. Sin embargo, con los números que ahora ha arrojado eso parece haber sido una apuesta exageradamente arriesgada.
Lidge habla de las preocupaciones sobre Sale en cuanto a qué lanzador vamos a ver este año en Sale. Y sobre todo, en el resto de su carrera, entendiendo que la temporada pasada hubo una disminución de su velocidad. Considera que no está donde debería estar aunque no convive con la idea de que se trate de estar guardando para el resto de la campaña.
“Si te sientes bien, no te vas a guardar nada. Nunca he oído de un pitcher que de pronto diga ‘me siento bien pero me estoy guardando para la segunda parte de la temporada’. Nunca he escuchado eso”, dijo Lidge en MLB Network.
¿Habrá luz al final del túnel?
El juego del domingo fue apenas el primero de la temporada en el que los Red Sox de Boston no solo no permiten un jonrón sino que tampoco permitieron una sola carrera. Fue atípico dadas las circunstancias de cómo se ha desenvuelto la temporada para el equipo campeón de las Grandes Ligas.
Boston ganó 1 a 0 a Arizona con una fórmula que puede haber sido producto de la desesperación de Cora y de LeVangie. Un recurso de emergencia para tratar de parar esta hemorragia de un desquiciante cuerpo de lanzadores.
El mexicano Héctor Velázquez sorprendió al aparecer como el pitcher abridor el domingo. Aunque solo transitó tres entradas, apenas permitió un imparable y ponchó a tres rivales. Cora usó a Brandon Workman, Marcus Walden -quien se apuntó el triunfo-, a Matt Barnes y a Ryan Brasier -quien se agenció el salvamento-, para maniatar a Arizona. Así regresaron a casa para la ceremonia de la entrega de los anillos de campeón de la Serie Mundial de 2018.
Esta fórmula por un momento me hizo recordar el famoso Sistema Peralta usado por los Tigres Capitalinos hace décadas. Consistía en usar y exprimir al máximo a tres o cuatro serpentineros por partido para conseguir al final una sólida actuación desde la lomita. Sin embargo, las Grandes Ligas operan de modo distinto y el beisbol ha cambiado mucho desde entonces.
Es altamente probable que, si las cosas no repuntan, Cora vuelva a usar el método de todos contra uno. Pero será a costa de ir diezmando al bullpen, de ir generando desazón y molestias entre los abridores y generando más inestabilidad en el ya de por sí atribulado cuerpo de lanzadores de Boston. El problema no se ha resuelto, es delicado, aunque ha dado un respiro para la reflexión.
En la última salida de Chris Sale los fantasmas volvieron. La velocidad de su recta estuvo oscilante; por momentos alcanzando las 92 millas por hora, y luego bajando hasta 88 en situaciones clutch. Fue sacudido con 5 carreras limpias en 4 innings de acción, y los Red Sox terminaron perdiendo 7 a 5 frente a Toronto.
La crisis del pitcheo de los Red Sox de Boston es aguda, delicada. Y no se ven visos de solución.