He investigado y estudiado por mucho tiempo y cada vez me convenzo más de que la cirugía Tommy John (Dr. Frank Jobe en 1974), que ha salvado la carrera de cientos de lanzadores debería ser considerada como dopaje.
La cirugía Tommy John consiste en la reconstrucción del ligamento colateral medial del codo. Esto ocurre cuando se rompe o se desgarra dicho ligamento, debido a las exigencias que implica lanzar una pelota de béisbol a gran velocidad. Ese ligamento dañado se retira, y se sustituye por otro ligamento obtenido del mismo paciente, pero de otro músculo o de otra parte del propio cuero, y a menudo, cuando no se encuentra en el mismo paciente otro tejido qué pueda servir como ligamento, se le injerta uno procedente de un cadáver donador. Este procedimiento mejora el rendimiento, pues por una vía externa el paciente logra volver a hacer algo que su propio cuerpo ya no le permitía hacer.
La definición de dopaje, de acuerdo al Comité Olímpico Internacional (COI) y la Agencia Mundial Anti Dopaje (WADA) refiere que con la sola intención de aumentar el rendimiento de un modo artificial, como lo que implica el remplazar un ligamento con otro externo, debería ser considerado dopaje.
Además de que el procedimiento Tommy John aumenta de forma no natural el rendimiento físico, se quita el dolor por un medio quirúrgico realizando un injerto y aumenta la capacidad de lanzar.
Es frecuente que lanzadores que regresan a lanzar luego de someterse a una Tommy John lo hagan con un rendimiento mejor que el que tenían antes de la operación, pues reciben un ligamento que no ha pasado por la gran cantidad de trabajo al que usualmente se somete por años el ligamento original de un lanzador.
Al final, la esencia de la competencia leal en el deporte, es que el mejor triunfo es aquel que se logra con el esfuerzo de uno mismo y no con el que se obtiene por medios físicos químicos y quirúrgicos.
Le tengo un gran respeto y admiración al Dr. Frank Jobe quien tuvo la visión y el arrojo de realizar la cirugía por primera vez en 1974, así como a todos los profesionales que practican la medicina en deportistas. Como médicos cumplieron con su obligación ética de volver a darle utilidad a un miembro del cuerpo, sin embargo, para fines deportivos el pelotero que busca al médico para hacerse una cirugía Tommy John está buscando una ventaja artificial para continuar su carrera profesional como jugador de béisbol.
Soy un partidario, y también un convencido de que en las definiciones de dopaje que se aplican para el béisbol debe especificarse también con claridad que procedimientos quirúrgicos como la Tommy John no están en consonancia con el espíritu de las políticas anti dopaje a nivel mundial.
Y no solo se trata de un tema de competencia leal, sino de salud pública. La proliferación de la cirugía Tommy John en codos lastimados, y la percepción generalizada de que los lanzadores regresan en mejor nivel tras la cirugía, ha provocado que cada vez sean más jóvenes los pacientes lastimados que buscan realizarse la cirugía. Centenares de niños, lanzadores de ligas pequeñas, están presentando problemas en el codo y buscan a ortopedistas reconocidos para remplazarse el ligamento y seguir lanzando.
Es claro que el remedio para un ligamento colateral lastimado no es su injerto, sino la prevención de la lesión. Más que el bisturí se debe aplicar el estudio, el monitoreo y la dosificación en el trabajo que los lanzadores realizan. Aumentar los estudios para identificar los principales factores de riesgo que afectan al codo de un lanzador. Y, sobre todo, que este monitoreo sea realizado por facultativos profesionales, es decir, por médicos con experiencia y conocimiento, y no por empíricos, como masajistas improvisadores, los llamados “sobadores”.
La cirugía Tommy John no es mala en sí misma. Es una solución para devolverle la funcionalidad a un codo lastimado, Sin embargo, para su aplicación deportiva, implica una ventaja artificial sobre el resto de los lanzadores. Y además, su proliferación hace que se no se le dé la suficiente importante al diseño de una política médica ética, de establecer protocolos de prevención y pronóstico para cuidar la salud en los lanzadores de béisbol.