Los Charros de Jalisco despertaron en la Serie del Caribe 2019. Derrotaron a los Leñadores de Las Tunas, de Cuba, por pizarra de 3 a 2. Es el primer triunfo de los Charros en la historia del clásico caribeño, y con él mantienen viva la esperanza de alcanzar la gran final del torneo.
1.Cara distinta
La pizarra volvió a ser de poco carreraje como lo han sido desde el primer día, pero en el segundo duelo ante Cuba, los Charros mostraron un rostro distinto.
Jugaron más a la pelota pequeña, pelearon más los turnos, buscaron más el contacto que el poder. Incluso, presionaron para que el beisbol les diera, con bateo y corrido, toques y robos.
En el campo fue evidente que los Charros de hoy salieron con otro plan de ataque desde la cueva. Roberto Vizcarra mandó a su equipo a ganar la guerra con cuchillos. Precisamente el tipo de guerra que el Estadio Rod Carew tanto ha pedido a los equipos en esta Serie del Caribe.
2. El beisbol premió la pelota pequeña del Chapo Vizcarra
Cada que Roberto Vizcarra buscó jugar beisbol estación por estación, el juego lo premió. Y desde el primer inning.
Primer inning. Alonzo Harris negoció base por bolas para embasarse por primera vez en la serie; Roberto Vizcarra mandó un bateo y corrido bien ejecutado por Amadeo Zazueta que lanzó a Harris hasta tercera. Con wild pitch, Alonzo anotó la primera para México. Estrellita para el Chapo.
Sexto inning. Alonzo Harris abrió la tanda con sencillo. Nuevamente, Vizcarra optó por la pelota pequeña. Zazueta se sacrificó para poner a Harris en segunda. Y vino Víctor Mendoza con sencillo para remolcar a Harris desde la intermedia con la segunda carrera mexicana. Estrellita para Vizcarra.
Undécimo inning. Con un out en la pizarra, Dariel Álvarez logra embasarse por primera vez en la serie con wild pitch. Con hombre en primera y un out, vino otra vez la orden de Vizcarra. Quizás la más difícil de todas las decisiones porque ya había un out: mandar a Carlos Figueroa a tocar la bola. Figueroa metió presión al lanzador cubano y no enseñaba el toque hasta el último momento. Así lo hizo en cuatro pitcheos, hasta que en el quinto logró tocar la bola y avanzar a Dariel a segunda con dos outs. Los cubanos le quitaron el bat a Agustín Murillo con base intencional, pero a continuación vino Ramón Ríos con sencillo por todo el centro del infield para traer a Dariel Álvarez desde segunda con la tercera carrera, y definitiva, para México. Otra vez, estrellita para Roberto Vizcarra.
Por el contrario, cada que el Chapo quiso jugar al palo grande, o que el equipo no pudo ejecutar el fundamento, el beisbol lo castigó.
En el tercer inning, por ejemplo, Harris abrió con sencillo. Vizcarra no quiso mandar el toque de sacrificio, y Zazueta terminó roleteando para doble play.
Y en el octavo. Zazueta abrió la tanda embasándose en error. Víctor Mendoza llevaba la orden del sacrificio, pero no pudo ejecutar. Falló en dos ocasiones. Tuvo que recoger el bate, y terminó roleteando para doble play.
Más claro que el agua.
3. El despertar de Alonzo Harris
Mucho se había analizado lo lastimado que Charros quedaba cada que Alonzo Harris no hacía el trabajo como primer bat.
La actitud chispeante que debe tener cualquier primer bat estuvo ausente en los dos primeros partidos, en que Harris no pudo embasarse una sola vez.
En el tercer duelo de los Charros, Harris fue otro. Se embasó en 4 de los 5 turnos, negoció una base por bolas, anotó dos carrera, se robó una base.
En los senderos, además, avanzó desde primera a tercera en bateo y corrido para luego anotar la primera de México en el arranque del partido. Y luego, tras conectar sencillo, se robó segunda e hizo pisa y corre hasta tercera.
El estadounidense fue una pesadilla en favor de México. En los jardines, además, hizo una atrapada monumental, volando desde el jardín central hasta el derecho para atrapar un elevado profundo en la vereda de advertencia en el quinto inning. Le salvó el trabajo a Dariel Álvarez, el jardinero derecho, que jugaba muy adelante, y habría sido fácilmente tapado por el batazo.
Hoy, Alonzo Harris fue factor fundamental para los Charros de Jalisco.
4. Del palo al choque de bola
Lo habíamos dicho antes del juego. Estos Charros están diseñados para jugar al palo grande en Guadalajara, una plaza que favorece ese tipo de ofensiva.
Pero en Panamá, el Rod Carew es un pantano. Con un viento espeso, húmedo, caliente, pastoso, el beisbol se debe jugar de otra forma.
Los Charros lo entendieron y ajustaron. Salieron al contacto y no al palo. Eso fue evidente hasta en el bateador de más poder como Japhet Amador que acortó el swing y se dispuso a acomodar la bola.
Con esta filosofía, los resultados fueron distintos. En 4 ocasiones los Charros pudieron embasar al primer bateador, y en 2 de esas veces, lograron anotar carrera.
5. Barreda, de menos a más
El cuerpo de pitcheo, que había estado sólido en la mayor parte de esta Serie del Caribe se volvió a lucir.
Manny Barrera tuvo una muy buena salida. Lanzó 6 innings, le pegaron 5 hits, y le hicieron 2 carreras, una de ellas limpia.
Fue de menos a más y aquí cabe entregarle otra estrellita al Chapo Vizcarra que supo aguantar a Barreda en el primer inning.
El mánager cubano había sacado a su abridor desde el mismo primer inning. Yariel Rodríguez fue retirado tras enfrentar a solo cuatro bateadores, y con una sola carrera a cuestas. Con esa decisión, Pablo Civil mandaba temprano la señal de que dirigiría súper agresivo, removiendo rápido a sus lanzadores. Como dirigiendo un partido de muerte súbita.
Pero el Chapo Vizcarra no se tragó ese anzuelo. Y aguantó a Barrera, a pesar de que los cubanos le hicieron dos carreras. Y no le volvieron a tocar a su lanzador hasta que dejó el partido con 6 innings lanzados y 84 pitcheos en su cuenta.
6. Sergio Romo, el todo por el todo
En 2017, Sergio Romo había dejado la Serie del Caribe en pleno torneo para irse a Los Ángeles a firmar contrato con los Dodgers. Y ya no volvió.
Parecía tener esa espinita clavada, y en 2019 no le ha regateado nada a México.
A pesar de que Sergio Romo aún no tiene contrato en Grandes Ligas, y de que en las últimas horas ha crecido el rumor de que es pretendido por Toronto, el relevista mexicano salió a fajarse.
Con el partido empatado, Romo se encaramó al montículo dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias. Lanzó un relevo largo de 2 innings y 2 tercios, sin hit ni carrera, y necesitó solo de 25 pitcheos. Mezcló lanzamientos, e hizo ver como niños a bateadores tan experimentados como los cubanos.
Les bajó el telón y dejó la mesa puesta para que los Charros anotaran una y ganaran el partido. No pareció acordarse de Toronto en uno solo de los pitcheos.
Pero con esta actuación, parece que Toronto sí se acrodará de él y le dará el contrato.