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Cómo está afectando a los Charros el Estadio Rod Carew en la Serie del Caribe

Charros de Jalisco

Dos cosas son las principales causas del mal inicio de los Charros de Jalisco en la Serie del Caribe. En primer lugar, lo más obvio: la falta de bateo oportuno y la gran cantidad de inexactitudes defensivas.

El armado del roster

Sin embargo, quizás la mayor parte de los problemas se originan en la conformación del roster, con refuerzos incluidos. Y es que este diseño no está pensado para ganar en el Estadio Rod Carew de Panamá, sino en el Estadio Panamericano de Guadalajara. 

Estas son las estadísticas situacionales del equipo en sus primeros dos juegos:

Caliente MX
 AVGOBPSLGABRBIBBSO
Empezando
inning
0.2940.3330.41217012
Corredores
en base
0.1360.1360.13622204
Posición
anotadora
0.0770.0770.07713202

Queda claro que, aunque falta embasarse más empezando el inning, el principal problema está en que el equipo mexicano parece apagarse en situaciones de producción.

Los contrastes estadísticos del Panamericano y el Rod Carew

Sin embargo, lo anterior, al igual que la defensiva, tiene también causas profundas. Tendríamos que trasladarnos al estudio del Panamericano de Guadalajara en contraste con el Estadio Rod Carew de Panamá.

UAG

Calcular los efectos de un parque en el carreraje basándonos solamente en los datos de un año, es una salvajada estadística que no ha de tomarse como demasiado relevante a futuro. Pero esa información sí es descriptiva para saber lo que sucedió en el pasado.

Utilicemos las cifras de carreras anotadas esta última temporada para darnos una idea más completa de lo que estamos analizando.

El Park Factor del Estadio Panamericano este invierno en la LMP fue de 1.499. Para poner esta cifra en su justa dimensión, comparémoslo con el Coors Field, el parque del que tanto se quejan los lanzadores ligamayoristas. En el Coors Field, el PF este año fue de 1.332.

Cabe recordar que el PF se puede leer en porcentajes. Es decir, un 1.499 quiere decir que en ese parque se anotan 49.9 por ciento más carreras que el promedio (1.00). Y un PF de .800 implica que se anotan 20 por ciento menos carreras que el promedio.

Trasladándolo a nuestros datos, eso quiere decir que en Denver se anotan un 33 por ciento más de carreras que si los dos equipos jugaran en un estadio neutro de las Grandes Ligas; en el Panamericano, la cifra se dispara hasta casi el 50 por ciento más de carreraje por encima de un estadio promedio de la LMP. No tenemos datos suficientes como para calcular el PF del Rod Carew, que debe estar muy inclinado hacia favorecer el pitcheo por las condiciones de altitud, humedad y diseño del parque.

Y eso afecta a casi cada faceta del juego. Por ejemplo, el Panamericano convierte a un lanzador que tire para 3.00 de efectividad en otro parque, en uno de 4.50 para ese día.

La explosividad ofensiva del Panamericano

Otras cifras de estadística confirman la explosividad del Panamericano. Por ejemplo, la esperanza de cuadrangulares en Guadalajara fue de 188.9. Es decir, que el 88.9 de los cuadrangulares conectados en ese campo, probablemente hubieran permanecido dentro del terreno si fueran conectados en un parque promedio de la liga. 

Hasta donde llega mi experiencia, ningún otro parque en ninguna otra liga profesional que yo conozca, se acerca a esa cifra.

Más preocupante aún: un análisis parecido, pero aplicado al porcentaje de elevados que caen de imparable, nos revela que Guadalajara también lideró la LMP en esa estadística.

Es decir, no solo es un parque que convierte elevados en cuadrangulares. También aquellos elevados que se mantienen dentro del parque, tienen mayor probabilidad de caer de imparable que en cualquier otro estadio de la liga.

Japhet Amador
Japhet Amador

Cómo influye eso en el armado del equipo

De esas cifras nace la forma de armar un equipo para cubrir esas necesidades. Es decir, de forma inteligente, Charros arma un equipo para jugar en Guadalajara.

A la ofensiva, el mejor equipo posible que los Charros quisieran de local es uno con múltiples bateadores de elevados. Incluso los roletazos en la grama artificial del Panamericano pueden irse de hit con más velocidad, pero los bateadores de líneas tendrán menos valía de lo usual.

También, los bateadores que suelen ser menos disciplinados y que son más propensos a hacer swing fuera de la zona resultan menos castigados por su agresividad en un estadio de este tipo. El Panamericano siempre concede nuevas oportunidades. Los fallos, entonces, no siempre son tan costosos como lo serían en un parque como el de Panamá.

A la defensiva también se nota. La diferencia entre un buen jardinero y uno de medianas habilidades, para cubrir las esquinas, será mucho menor. Características como la colocación y un brazo potente resultan menos vitales que la velocidad pura en la pradera central. En el corrido de bases, la habilidad de anotar desde segunda base, o de avanzar de primera hasta tercera en un sencillo, resultan menos importantes o definitorias en un estadio donde se pegan tantos extrabases. 

Las condiciones del Rod Carew

En el Panamericano hay razón para jugar a la pelota grande. Y así se armó el equipo. Pero el contraste es total con el Estadio Rod Carew de Panamá, sede de la actual Serie del Caribe.

Para empezar, hay enorme diferencia en la altitud. La Ciudad de Panamá está a solos 2 metros sobre el nivel medio del mar, mientras que Guadalajara está a 1,567 metros de altitud. Las condiciones de vuelo de la bola, ya de inicio, son muy diferentes.

Para cualquiera que haya seguido los juegos, resulta muy evidente también que las características del diseño en el parque panameño son más parecidas al Teodoro Mariscal de Mazatlán que a un parque de bateo. Tiene zonas de foul que son auténticas llanuras, y que favorecen a los lanzadores, pues más elevados de foul terminan en outs.

En un estadio como el panameño, es preferible un perfil de jugador diferente. Sintetizando todo lo anterior, la composición del lineup de los Charros de Jalisco resulta perfecta para jugar la final de la LMP, pero mucho menos efectiva para jugar una Serie del Caribe donde se está jugando.

Estadio Rod Carew de Panamá
Estadio Rod Carew de Panamá

Jugadas concretas como ejemplos

Además de la evidente cantidad de elevados poderosos que se han convertido en outs de rutina, durante el primer juego ante Venezuela, tres situaciones defensivas importantes mostraron cómo cambia el juego dependiendo del estadio. 

El error de Stephen Cardullo en el jardín izquierdo, que permitió el avance de dos corredores. Pudiera haber resultado estadísticamente irrelevante en el Panamericano, pero fue vital en la narrativa de las dos primeras carreras de Venezuela.

De igual manera, la segunda de esas carreras pudiera haber encontrado un camino más difícil, si el jardinero central hubiera sido alguien de, quizás menos rango, pero de brazo más potente y certero que Alonzo Harris.

Las últimas carreras cayeron en un elevado al jardín derecho. Ese elevado no llegó hasta la barda, pero fue suficiente para techar a Dariel Álvarez. El cubano no sólo estaba colocado demasiado adelante (sobrecompensando en un parque tan húmedo), sino que su trayectoria a la bola dejó mucho que desear.

En conclusión, el análisis nos dice que los malos resultados entregados por México, especialmente por su ofensiva, son resultado de una falta de bateo oportuno; pero también, de un roster que fue armado pensando en un parque diametralmente distinto al de la sorpresiva sede.

Es decir, un lineup perfecto para jugar en Guadalajara, pero poco óptimo para hacerlo en Panamá.

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