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Nostalgia

El gran clásico del Pacífico: La rivalidad entre Culiacán y Hermosillo

La historia de los orígenes en la rivalidad entre Hermosillo y Culiacán en la Liga Mexicana del Pacífico.

Queliteros de Hermosillo en la vieja Liga de la Costa

El beisbol invernal mexicano, y especialmente en el Pacífico, tiene una rica y larga historia, cuyo origen se remonta al 27 de octubre de 1945. Ese año se inauguró la primera temporada de la desaparecida Liga de la Costa del Pacífico, circuito que dejó grandes recuerdos por la calidad del béisbol y de los jugadores que la protagonizaron. Pronto, Hermosillo y Cualiacán desarrollaron una rivalidad que llegaría hasta la LMP.

Los inicios

En esa primera edición, participaron cuatro grandes equipos, dos de Sinaloa y dos de Sonora: Venados de Mazatlán, Tacuarineros de Culiacán, Ostioneros de Guaymas, y Queliteros de Hermosillo. Las dos capitales, y los dos puertos más importantes de cada estado. 

Tacuarineros de Culiacán
Tacuarineros de Culiacán

Los campeones de esa campaña inicial, fueron los Venados de Mazatlán, y el Presidente de la Liga, Don Teodoro Mariscal Morales.

A partir de entonces, se empezaron a gestar rivalidades regionales entre
Venados y Tacuarineros, y entre Ostioneros y Queliteros. Sin embargo, también se dio una  interesante competencia entre las capitales de las dos entidades. Son los estados que han dado el mayor número jugadores mexicanos nativos para las Grandes Ligas, Sonora con 30 y Sinaloa con 20.

La Liga de la Costa del Pacífico duró trece años, en los cuales los Venados de Mazatlán obtuvieron el mayor número de campeonatos con 5, seguidos de Culiacán y Hermosillo, con 3 cada uno, y Guaymas con 2.

El circuito cerró sus puertas al concluir la temporada 1957-1958, por problemas financieros de varios equipos. En octubre de ese mismo año y bajo un nuevo esquema, surgió la Liga Invernal de Sonora, con la concurrencia de cuatro plazas: Hermosillo, Guaymas, Empalme y Ciudad Obregón. Ese circuito es el origen de la actual Liga Mexicana del Pacífico.

Liga Invernal Sonora-Sinaloa

En la temporada 1962-1963 se incorporan los equipos Mayos de Navojoa y Cañeros de Los Mochis, y posteriormente en 1965-1966 regresaron Culiacán y Mazatlán. Fue entonces que se cambió el nombre por el de Liga Invernal Sonora-Sinaloa, y reactivándose la rivalidad entre ambos estados. 

Durante 30 años, desde 1945 en la Liga de la Costa y hasta 1976, año en que debuta Mexicali, Hermosillo y Culiacán fueron las dos únicas ciudades capitales de estados contiguos que participaban en la Liga.

La competencia entre ambas ciudades se intensificó, y no sólo en el ámbito deportivo, sino también en el económico y social, como polos de desarrollo en el noroeste de nuestro país. 

Los grandes encuentros

El enfrentamiento entre estos dos conjuntos en series finales de la actual Liga Mexicana del Pacífico fue el principal factor que vino a darle mayor sabor al caldo.

El primero de ellos se dio en la temporada 1979-1980, en la cual Naranjeros venció a Tomateros por 4 juegos a 2, bajo el mando de Benjamín “Cananea” Reyes.

El segundo encuentro en serie final, fue en la 1982-1983, ganando Tomateros también 4-2, bajo el mando de Francisco “Paquin” Estrada. En 1994-1995, Naranjeros venció con Derek Bryant al timón.

Dos años después, en la final 1996-1997, la escuadra guinda superó a la naranja, dándose la peculiar situación de que el campeón Culiacán asistió representando a México, a la Serie del Caribe en Hermosillo.

No pasó mucho tiempo sin que esta historia se repitiera a la inversa: Naranjeros participó como campeón en la primera Serie del Caribe celebrada en Culiacán, en febrero de 2001, temporada en la que los Tomateros no clasificaron a play-offs.

En series de repesca y semifinales, también han tenido grandes batallas, como en la temporada 2009-2010, en que Naranjeros barrió 4-0 a Tomateros en semifinales, eliminándolos en su propio estadio.

En la temporada 2012-2013, Tomateros se desquitó de esa afrenta eliminando a Naranjeros 4-0 en la serie de repesca, despidiendo así, al estadio Hector Espino.

Un encuentro memorable que celebraron ambas escuadras, fue el último de la semifinal de la temporada 1999-2000, en un emocionante juego de volteretas que se fué a extrainnings, y que duró más de cinco horas.

Ese triunfo se lo llevó Naranjeros pasando a la final, en la cual por cierto, cayeron 0-4 contra los Mayos, fue esa una serie en la que se dijo que el conjunto naranja perdió por barrida porque “habían quedado exprimidos y sin fuerzas ya”, debido a aquel épico séptimo partido contra su acérrimo enemigo.

Nuevos escenarios

Después de la remodelación que los Águilas de Mexicali le dieron a su parque para la Serie del Caribe 2009, Hermosillo estrenó un moderno y flamante estadio, para la Serie del Caribe 2013.

No tardaron mucho los Tomateros para anunciar también la construcción de uno nuevo, demoliendo el anterior Gral. Ángel Flores, para dar cabida a su nueva y reluciente sede, en la cual se celebró la Serie del Caribe 2017.  Como mencionamos con anterioridad, esta rivalidad no solo ha existido en el terreno de juego, sino también en otras áreas de competitividad. 

La rivalidad entre Naranjeros y Tomateros llegó a nuevos estadios
La rivalidad entre Naranjeros y Tomateros llegó a nuevos estadios

Sin embargo, y debido a la lejanía entre ambas ciudades, en los respectivos estadios no se observan a muchos aficionados del equipo contrario, que ocasionen grescas o pleitos en las gradas. Esa es una diferencia ante lo que ocurre con otras rivalidades regionales que se dan con más encono por la cercanía geográfica, como son las de Tomateros-Venados, Yaquis-Naranjeros, Yaquis-Mayos, y anteriormente Algodoneros-Cañeros, y mas atrás, Naranjeros-Ostioneros. 

Es indudable que en ambas plazas, Culiacán y Hermosillo, existe un mayor interés del aficionado e incremento de asistencia, cuando juega el archi-rival. Son las series que no se puede uno perder.

La rivalidad Naranjeros y Tomateros, está cimentada en factores como su gran historial desde 1945, su enorme tradición beisbolera con conjuntos altamente competitivos y ganadores. Para ambos equipos, el no ser campeones se considera un fracaso. Son, además, los que ostentan el mayor número de coronas, con 16 y 11, respectivamente. Si consideráramos la Liga de la Costa, serían 19 y 14.

Mas allá del diamante, ambas son ciudades de gran empuje y desarrollo, que han venido construyendo de esta forma, a través de años de rica trayectoria, la mas relevante rivalidad del beisbol profesional invernal. Cada serie que disputan ambos equipos, se les mencione merecidamente, como el gran “Clásico de la Liga Mexicana del Pacífico”. Indudablemente lo es.

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