El primera base de los Chicago White Sox, José “Pito” Abreu, ganó el premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Americana, un galardón que otorga la Asociación de Escritores de Béisbol de América.
Con 374 puntos, incluidos 21 de 30 votos para el primer lugar, el nacido en Cuba, fue reconocido por una campaña de 60 juegos donde ayudó a los White Sox a regresar a los playoffs por primera vez desde el 2008.
“Es muy especial ganar este premio y más hacerlo este año con todas las adversidades y desafíos que enfrentamos”, dijo Abreu.
“Me siento muy honrado y humilde. He trabajado duro para esto, y aunque no me concentro en ganar premios, obtener este se siente como un reconocimiento a todo el trabajo, a todo el esfuerzo que he estado haciendo durante mi carrera para llegar a este punto. Ahora, mi mamá realmente puede decir que tiene un MVP como hijo, y puede seguir diciendo que yo soy su MVP”.
De tal forma, Abreu -de 33 años- se une a Frank Thomas (1993-94), Dick Allen (1972) y Nellie Fox (1959) como los únicos jugadores de los Medias Blancas de Chicago en ser nombrados MVP. Y también a una selecta y corta lista de los peloteros nacidos en Cuba que han llegado a ganar el MVP. Los otros dos han sido Zoilo Versalles (1965) de los Mellizos de Minnesota y José Canseco (1988) de los Atléticos de Oakland.
“Este premio es para mi familia, para (el presidente de los Medias Blancas) Jerry (Reinsdorf) y la organización de los Medias Blancas de Chicago, quienes me dieron la oportunidad de jugar en las Grandes Ligas e hicieron realidad el sueño de mi madre. Para los aficionados y para todos mis entrenadores, compañeros de equipo y todos los que me han ayudado y apoyado, esto también es para ustedes”, añadió Abreu.
Su salida de Cuba.
El viaje de José Abreu a los White Sox comenzó en 2013 en un pequeño bote en las costas de Cuba. “Él estaba en un bote pequeño con solo dos motores y dos barcos enormes se interpusieron entre ellos. Dijo que las olas tenían 15 pies de altura y pensó que se iban a ahogar. Es una locura”, comentó su compatriota Adrián Nieto.
Si bien Cuba sigue siendo una fuente de talento para el béisbol, sus jugadores no abandonan el país libremente. El atractivo de la libertad y los sueños de béisbol es fuerte, por lo que los jóvenes están dispuestos a correr riesgos gigantes para ellos mismos y, a veces, para sus familias. Los jugadores se escabullen de los equipos durante los torneos en países extranjeros o, lo que es más peligroso, contratan contrabandistas para que los saquen de la isla y que luego los extorsionen.
La reciente ola de jugadores puede estar relacionada con el aumento de las ganancias financieras no solo para los jugadores, sino también para aquellos que componen redes de contrabando bien engrasadas: conductores de botes, intermediarios y otros personajes turbios. Al mismo tiempo, los equipos exploran a los jugadores cubanos mejor que nunca, gracias en parte al fácil acceso a Internet y a la competencia internacional agregada como el Clásico Mundial de Béisbol.
“Como mínimo, el 95 por ciento de los jugadores que salen de Cuba están siendo sacados de contrabando”, dijo Joe Kehoskie, consultor de béisbol y exagente que representó a jugadores cubanos. “Siempre hay un afán de lucro. No recuerdo la última vez que un jugador decente fue sacado de Cuba de contrabando y no había un contrabandista que esperara el pago”.
En el caso de Abreu, desapareció de la pequeña isla caribeña en agosto de 2013.
Aproximadamente dos meses después, Abreu de 6 pies 3 pulgadas y 255 libras emergió para una exhibición de dos días en la academia de los Yankees en la República Dominicana, cautivando a 200 ejecutivos de béisbol y cazatalentos. A fines de octubre, había firmado el contrato más grande en la historia de los White Sox, un contrato de seis años por valor de 68 millones de dólares.
Los detalles completos del viaje de Abreu desde Cuba a Estados Unidos siguen siendo un secreto. Abreu y sus agentes se negaron a discutir su deserción.
Un prodigio del béisbol
Abreu, de 33 años, nació en Mal Tiempo, un pequeño barrio de Cruces, una ciudad a unas 150 millas al sureste de La Habana. Jugaba tercera base en los juegos escolares nacionales de Cuba cuando tenía 7 años y continuó sobresaliendo.
En Cuba, los jugadores compiten por sus provincias. Cuando tenía 16 años, debutó con Cienfuegos en la máxima liga de Cuba, la Serie Nacional. Jugó 10 temporadas, estableciendo récords en las últimas cuatro, y en 2012 estuvo a una carrera impulsada de ganar la Triple Corona.
A diferencia de algunos jugadores cubanos, estaba familiarizado con los cazatalentos de la MLB por su exposición en equipos nacionales. Compiló alrededor de 300 apariciones en el plato fuera de su país.
Abreu le dijo al Chicago Tribune que decidió desertar durante el Clásico Mundial de Béisbol. “Me di cuenta de que podía ir a otra parte con el béisbol”, dijo en español. “Todos saben que estamos aquí jugando en la mejor liga de béisbol del mundo. Las diferencias (con el béisbol cubano) incluyen el nivel de profesionalismo entre los jugadores aquí”.
El cuñado de Abreu le dijo al Tribune que él y Abreu tomaron un bote en agosto de 2013 a Haití, donde Abreu estableció su residencia, dejando atrás a su pequeño hijo y a su familia. Ese mismo mes, Henry Urrutia de los Charros de Jalisco, que desertó en 2011, comentó que Abreu lo había llamado desde un “lugar no revelado” para decirle que había logrado escapar. Empezaba así su camino que lo llevaría al MVP de la Liga Americana en 2020.