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ATLÉTICOS: EL EQUIPO ABANDONADO DE LA MLB

Por Jim Wilson (New York Times)

En una noche tranquila a principios de este mes, menos de 3000 aficionados asistieron a un juego de beisbol en Oakland. Estaba tan vacío y tranquilo en el voluminoso y viejo coliseo, que los jugadores visitantes de los Rays de Tampa Bay podían escuchar nítidamente cada burla lanzada en su dirección.

Brett Phillips, un jardinero de los Rays, comentó que uno de sus compañeros de equipo le dijo que cuando estaba en ls caja de bateo, escuchó claramente a un aficionado en las gradas burlándose de su mísero promedio de bateo. A Phillips le preguntaron qué escuchó de las gradas vacías esa noche.

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“Escuché caer un alfiler”, bromeó Phillips. “¿Eso cuenta?”

Una nueva temporada de béisbol es un momento de esperanza en muchas ciudades beisboleras, incluida Oakland, pero las primeras semanas de la campaña 2022 han servido para exhibir los problemas persistentes de los Atléticos. Las cosas pueden haber alcanzado el nivel de crisis.

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Es algo muy predecible, Los jugadores favoritos de la afición fueron cambiados a otros equipos por peloteros mas asequibles. Su viejo estadio de concreto, aunque mantiene un encanto obstinado para algunos, es groseramente anticuado. La organización, por su parte, habla abiertamente de su romance a larga distancia con la ciudad Las Vegas.

Durante años, los Atléticos han estado planeando la construcción de un estadio nuevo y reluciente o mudarse a una ciudad nueva y enérgica, creando un limbo que casi incita a los fanáticos a mantenerse alejados.

“Se siente como los últimos días de los Expos de Montreal antes de que se mudaran a Washington”, dijo Jorge López, de 36 años, aficionado de los Atléticos. López, ex poseedor de boletos de temporada que ahora asiste a unos 10 juegos al año, se sentó con su pareja, Megan Harter, en una sección solitaria de las gradas en un juego durante la serie de los Rays.
“Solo quiero disfrutar todo antes de que se vayan”, dijo López.

Durante las primeras cinco semanas y media de la temporada, los Atléticos son el último lugar en asistencia de las Grandes Ligas, con un promedio de solo 8,421 fanáticos por juego, en un estadio que puede albergar a casi 57,000.
En 2019, el año anterior a la pandemia, promediaron 20,521 por juego. La asistencia estaba en el extremo inferior de la liga ese año, pero seguía siendo muy respetable. Al final de esa temporada, Oakland fue sede del juego de comodín de la Liga Americana, también contra los Rays, y se presentaron 54,005 aficionados, haciendo que el Coliseo latiera.

Ahora, mientras la asistencia se desploma, los fanáticos de los Atléticos enfrentan tres posibles resultados: el equipo logra tener un nuevo estadio en Oakland (una iniciativa que enfrenta numerosos obstáculos); se muda a Las Vegas o a otra ciudad; o recurre a la misma vieja solución que ha tenido durante el último medio siglo: quedarse en un parque multifuncional y antiguo. Nadie confundiría el Coliseo con las clásicas catedrales del beisbol como el Wrigley Field o el Fenway Park.

A medida que se desarrolla todo esto, los Atléticos siguen tratando de conectar con la afición en el Coliseo, y los pocos fanáticos que se presentan, muchos con sus camisetas de Matt Chapman y Olson, se empapan de lo que podrían ser los últimos días, o años, de los Atléticos de Oakland.

Después de ese juego reciente con solo 2,488 fanáticos, Phillips, el jardinero de los Rays, habló con algunos de ellos en una barandilla cerca de la caseta cuando salía del campo.

“Les agradecí a cuatro de ellos”, dijo Phillips. “Les dije: ‘Sé que los muchachos en el otro dugout realmente aprecian que estén aquí’. Los deportes son populares y emocionantes gracias a los fanáticos. Son la parte más importante del juego”.

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