EL COMISIONADO EN MEDIO DE LA TORMENTA

Siempre polémico Robert Manfred

Los síntomas del paciente MLB (Major League Baseball) son alarmantes: las reglas del juego se amoldan a las necesidades de una televisión que exige, sobre todo, que se acorte el tiempo de juego, porque este medio inyecta mucho dinero a las cuentas de banco de los dueños y en este mundo cruel, el que paga manda. Esa es la razón principal por la que vemos la necesidad de reemplazar a Robert Manfred como Alto Comisionado de Grandes Ligas. Todos, menos los dueños cada vez más millonarios.

La bonanza hace que los dueños de los equipos soslayen situaciones que merman la estabilidad del deporte de las inteligencias, por ejemplo, que el sistema de Ligas Menores (MiLB) está a punto de una catástrofe. Si las sucursales A, AA y AAA desaparecieran, la calidad del juego se vería afectada, porque ¿A poco van a contratar para el roster de 40 a muchachos sin foguear, o sin suficiente trabajo de scouteo?

Aunque la cereza de este pastel de lodo es, sin duda, el asunto de los Astros, mal manejado de principio a fin y que amenaza con ser la espada de Damócles que terminará por cortar el cuello de Manfred; y es que ¿cómo puede tomarse en serio lo que dice o hace alguien que se refirió al trofeo de Serie Mundial, ese que lleva su nombre: “Trofeo del Comisionado”, como un simple pedazo de metal?

Manfred parece ignorar la rica historia de las Series Mundiales, los momentos de gloria escritos por personajes míticos, como Babe Ruth, Roberto Clemente, Reggie Jackson, Albert Pujols o Bill Mazerovski, entre muchos otros. No, no es un simpe pedazo de metal. Se olvida que parte de su descripción de puesto es preservar un legado de más de cien años.

El beisbol es un deporte de tradiciones, de nostalgia, de costumbres y valores muy antiguos que se reflejan en el orgullo patrio de nuestros vecinos septentrionales. Es lógico que más de uno levantara la voz ante semejante declaración.

El pitcher John Lester, por ejemplo, que contribuyó a ganar tres Series Mundiales, dijo: “Esa es la declaración de alguien que nunca ha jugado beisbol. Se juega por una razón. Se juega por ese pedazo de metal. Yo estoy muy orgulloso de los tres que he ganado. Si es así como piensa, se debe quitar su nombre del trofeo.”

Ojalá todo fuera como una desafortunada declaración. El asunto de las trampas de Astros está muy lejos de terminar, pues por un lado Manfred evitó mencionar a los peloteros que incurrieron en el robo de señales, situación que fue tomada de muy mala manera por jugadores de Dodgers y Yankees principalmente, pero también de otros equipos que piden un castigo ejemplar.

Mike Trout, considerado por muchos el mejor pelotero de su generación, dijo “Es triste que hayan hecho trampa. No estoy de acuerdo con los castigos porque fue un asunto manejado por peloteros y por esto mucha gente perdió su empleo y respeto. Va a ser muy divertido ver lo que va a ocurrir.”

Efectivamente, Manfred se equivocó al no dar castigo a los peloteros involucrados porque ahora será el propio juego quien cobre justicia. Sí, veremos muchos pelotazos, barridas fuertes en segunda para Altuve, pisotones, abucheos desde la tribuna y cosas peores porque hay odio y Manfred fue quien abrió la caja de Pandora.

Las redes sociales pueden ser un infierno para cualquiera, especialmente si se es alguien que cometió una falta, pero que no recibió el castigo que merecía. Resulta inaceptable que Josh Reddick reciba amenazas de muerte, que incluso le digan que “ojalá tus gemelitos de cinco meses mueran de cáncer”. No quiero ni imaginar lo que le dicen a Altuve ¿Sería igual si Manfred los hubiera suspendido?

Muchos nos preguntamos ¿por qué los dueños de MLB no llegan a la elegante oficina de Manfred en Park Avenue, Nueva York y le informan que está despedido? Caray, urge que entren en razón antes de que este hombre termine por reformar hasta el número de entradas que se disputan en un juego.

La respuesta es que Manfred, a pesar que todos sus errores, se quedará en el puesto de reformador del beisbol hasta al menos el 2024 porque los dueños están felices con los resultados financieros.