Por Santiago Mayo
Ya con las cosas un poco más frías (espero), llega la hora de encontrar culpables en otro año de fracasos para los Dodgers de Los Angeles que en temporada de 162 juegos, simplemente no han podido coronarse y han logrado crecer aún más el espejismo del 2020, donde sí, fueron campeones pero en una campaña reducida a 60 juegos que permitió que llegaran más enteros a encarar a sus rivales y a la postre coronarse campeones mundiales acabando con 32 años de ayuno.
Lo cierto es que al aficionado Dodger (muy afín con el del América) siempre le gusta encontrar culpables y deshacerse en dicterios ante los jugadores y sobre todo al manager que amaron durante la fase regular, que su directiva renovó y que sí, aunque no lo quieran para el futuro inmediato se lo van a tener que comer con patatas, por que ya está ratificado.
Pero en realidad, ¿Es Dave Roberts el villano de esta historia llamada “Dodgers 2022”? por supuesto que no, el equipo angelino ganó 111 juegos (récord de franquicia) para obtener porcentaje de .685, más que nadie en las Grandes Ligas, nadie fue mejor, ni los Astros, sacó agua de una rotación que empezó sin Dustin May y que tuvo que, además del as Julio Urías, aferrarse a Tyler Anderson y Andrew Heaney como sus cartas para afrontar ser el mejor equipo de MLB.
Ayer y hoy los campeonatos siempre se aferran y voltean a las oficinas, es ahí donde se hace el trabajo, no tengo dudas de que Roberts haría un buen trabajo con un equipo más modesto, pero en Los Angeles se le ha llevado lo que ha querido, y si, también se le ha desmantelado a diestra y siniestra.
Mookie Betts, Trea Turner, Freddie Freeman, Craig Kimbrel ¿Joey Gallo?, ¿Son jugadores comprometidos con la institución? Son un racimo de “chambistas” que fueron por contratos millonarios para vivir en Hollywood dejando su pasado con claroscuros. O acaso ¿ya se les olvidó que el agente de Freeman le escondió ofertas de los Braves?, si Freddie dio más imparables que nunca en su carrera (199 líder de Las Mayores), Turner está presente en todos los departamentos de ofensiva, Betts grita muy fuerte cuando pega de hit ¿Pero en postemporada? ¿Pudo más el dugout de San Diego con mejor ambiente que una boda a las 02:00 am? Pues dejenme les digo que sí, les duele pero sí.
Ahí están eliminados y sin vestir los colores de sus amores, Kiké Hernández, Corey Seager, Kenley Jansen, AJ Pollock, Alex Wood, Joc Pederson, ejemplos de una lista de tremendos peloteros, sin tantos reflectores, que quizá ganarían 92 juegos, pero que pelearían en postemporada como perros de presa. Un menú al que se le unirán muy probablemente Walker Buehler y Cody Bellinger este año.
Así que cada vez que piensen en “cargarle el muertito” a Roberts, este año no señores, con conteo de 1-0, retiró a Yency Almonte para traer al zurdo Alex Vesia a enfrentar a Cronenworth ¿Y que pasó? pegó de hit para darle la victoria a unos Padres que se quitaron una losa de toda una vida de andar tras los pasos y la sombra de los “azules”, con un gerente general (AJ Preller) que es más agresivo que una rata acorralada y que en la fecha límite trajo a Bell, Soto, Drury y antes a Hader para regresar a los Frailes a una serie de campeonato por primera vez desde 1998.
Quizá en estas líneas puedo sonar demasiado romántico, pero la identidad es la identidad, nadie le cree a Dodger Stadium cuando vitorearon a Max Scherzer (hoy con Mets) su ponche 3000, nadie les cree cuando aplauden a Betts, nadie les cree cuando le gritan a Freeman, nadie, ni siquiera los propios peloteros que hoy están de vacaciones viendo como ustedes se enojan al leer esta columna.
Nos leemos más seguido, parafraseando al maestro Eduardo Ortega “Sean felices amigos aficionados”.
@smayodeportes