POR INFOBAE
Una Liga Mundial de Clubes Campeones: ese es el más reciente proyecto de la Confederación Mundial de Beisbol y Softbol (WBSC por sus siglas en inglés), y el plan es que comience a funcionar en 2023.
El nuevo certamen tendría formato similar al de la Liga de Campeones del futbol europeo y un torneo promocional sería organizado en 2022.
“La WBSC está trabajando para que el beisbol se globalice y que no sea a nivel de selecciones nacionales solamente. Queremos hacer algo parecido a lo que pasa en el futbol“, dijo el presidente de la Federación Internacional, el italiano Riccardo Fraccari.
Fraccari hizo este anuncio en su reciente viaje de cuatro días a La Habana, Cuba.
Aún se desconocen detalles sobre el formato de la competencia y si la misma podría atraer a clubes de las Grandes Ligas y de otras ligas profesionales como las de Japón, Corea del Sur y Taiwán.
El torneo internacional de beisbol más conocido a nivel de clubes de América es la tradicional Serie del Caribe, fundada hace siete décadas, a cargo de la Confederación del Beisbol Profesional del Caribe. Los organizadores de este evento aún no han opinado sobre la iniciativa de la WBSC.
La Serie del Caribe enfrenta anualmente a los campeones de los torneos invernales de México, Puerto Rico, Venezuela y República Dominicana, más dos invitados de ocasión o permanentes.
En este momento figuran con ese último estatus Colombia y Panamá, tras la exclusión de Cuba a inicios de 2020 por agrias discrepancias con el presidente de la CBPC, el dominicano Juan Francisco Puello.
Fraccari llegó a La Habana para asistir a la conmemoración del aniversario 60 de las Series Nacionales establecidas en 1962, luego que Fidel Castro decretara la eliminación del profesionalismo. Sin embargo su principal propósito fue reactivar proyectos y acuerdos con el Instituto estatal de deportes (Inder) y la Federación Cubana, algunos de ellos diseñados antes del azote de la pandemia mundial.
Cuba recibió a esta delegación de la WBSC tras una aciaga temporada marcada por su eliminación histórica del torneo olímpico de Tokio, una cifra récord de deserciones en torneos internacionales, y una fuga constante desde la isla, a través de una migración segura y legal, de jugadores adolescentes y juveniles con la idea puesta en el sistema deportivo de Estados Unidos.
Los supuestos contratos con sus respectivas cláusulas, promocionados hace más de una década por las autoridades deportivas para ser suscritos entre los atletas de las diferentes categorías con las entidades del alto rendimiento dentro de Cuba, se han convertido en letra muerta, de acuerdo a los acontecimientos actuales.
En septiembre pasado 12 jugadores abandonaron la selección cubana durante el Campeonato Mundial sub 23 de la WBSC en Ciudad Obregón. Nunca antes se había registrado esta estampida. De acuerdo a estadísticas indeseables en el panorama deportivo cubano, esta escapada masiva en un torneo igualó el “record” de 12 futbolistas cubanos en un torneo sub 20 de la Concacaf, en Tampa, Florida, en noviembre de 2018.
Aunque en su momento la WBSC no aludió al negativo suceso, ahora Fraccari lo trajo en su agenda habanera.
“Analizamos lo que sucedió en el Mundial Sub-23 donde se quedó la mitad del equipo. Hablamos con la dirección del Inder para incrementar el número de jugadores en ligas profesionales y que después puedan regresar a representar al país”.
En esta ocasión los interlocutores cubanos fueron otros ya que en octubre de 2019, en su anterior visita, Fraccari fue atendido por el presidente de la Federación cubana, Higinio Vélez, y el comisionado nacional, Ernesto Reynoso, ambos fallecidos por la Covid-19 en 2021.
En aquella oportunidad Fraccari había suscrito un acuerdo con Cuba para que la WBSC fuera el “agente internacional” mediador de las contrataciones de jugadores y entrenadores de la isla en clubes de otras ligas profesionales en el mundo, con la excepción de las Grandes Ligas, y también la WBSC había gestionado la inserción de algunos jugadores cubanos en la liga profesional mexicana de verano.
“Ahora tenemos las condiciones y la perspectiva de cambiar algunas cosas. El beisbol cubano merece regresar a lo más alto del panorama internacional. No será cosa de un día, pero veo condiciones, voluntad y presupuesto para actuar con una estrategia detallada”, dijo Fraccari.
Cuestionado sobre cómo enfrentar la interminable salida de peloteros de Cuba, Fraccari sostuvo que “es un tema difícil” e insistió en las posibilidades de que los jugadores cumplan sus tareas en Cuba y jueguen en ligas de otros países.
Fraccari aludió a esas vías ante la interrupción por parte del gobierno de Estados Unidos del acuerdo entre las Grandes Ligas y la Federación Cubana firmado en diciembre de 2018 y cancelado en abril de 2019.
El directivo italiano se refirió a “un plan legal” para la representación y protección de atletas a través de la WBSC, para lo cual, dijo, falta trabajo conjunto, pero se tiene la disposición de varias ligas, algo ya hablado hace dos años.
Fraccari defendió su propuesta para retornar al programa olímpico en Los Ángeles 2028, de disputar los partidos a siete entradas lo que permitiría disminuir la cifra de participantes y la duración de los juegos. Ya este formato se ensayó en la Copa Mundial Femenina en Viera, Florida, en el verano de 2018 y en otros eventos de categorías inferiores.