- Roberto “Beto” Ávila
- Vinicio García
- Juan Navarrete / Jorge “Charolito” Orta
- Manuel “Manny” Rodriguez
- Alfredo “Yaquí” Ríos
¿Qué lanzamiento se te complicaba batear? El más difícil es la bola descontrolada por detrás. En serio, la más complicada es la bola recta. La curva es la más fácil. Cuando me tiraban una curva, me volteaba, saludaba a alguien del público y cuando volvía para batear, todavía tenía tiempo de pegarle a la curva.
Roberto Francisco Ávila González, el primer gran ídolo del béisbol mexicano, nació en Veracruz el 2 de abril de 1924. A los 18 años empezó a jugar con las Abejas de Córdova en la Liga Invernal Veracruzana, donde se desempeñó como tercera base, y al año siguiente debutó como segunda base con los Pericos de Puebla en la Liga Mexicana de Beisbol, siendo nombrado Novato del Año. En 1947 ganó el campeonato de bateo con .346.
En la Liga Cubana jugó con Azules de Almendares, donde lo vieron los scouts de Grandes Ligas y firmó con los Indios de Cleveland, que lo enviaron a la Liga Internacional de AAA y en 1949 fue subido al equipo grande, para tomar el lugar que dejaba vacante una gran estrella: Joe “Flash” Gordon.
Ávila se adueñó definitivamente de la segunda base de los Indios en 1950 y durante 8 años fue titular indiscutible, considerado uno de los mejores intermediaristas de todo el béisbol. El 20 de junio de 1951 dio un partido memorable en el Fenway Park frente a los Medias Rojas de Boston, bateando de 6-5 con tres jonrones, 4 carreras producidas, cuatro anotadas y un doblete.
Primer latinoamericano ganador de un campeonato de bateo en Ligas Mayores con .341 en la temporada 1954, superando al gran Ted Williams. Solo había cuatro latinos en todo Grandes Ligas esa temporada y Avila ayudó a los Indios a llegar a la Serie Mundial, que perdieron contra los Gigantes de Nueva York de Willie Mays.
Beto no podía ocultar su admiración por “El Mejor”: Ted Williams. “Tenía tal ojo y rapidez con el bat que era el único que podía tirarle a la pitcheada a tres metros de llegar a home. Yo estaba un poquito atrás, le tiraba a tres y medio metros”.
Participó en el Juego de las Estrellas en ´52, ´54 y ´55 y fue candidato a Jugador Más Valioso de las temporadas ´51 y ´54, premios que fueron para Yogi Berra, cátcher de los Yankees.
Su inteligencia, juego siempre agresivo y firme determinación lo llevaron a triunfar plenamente en once temporadas en las Mayores, dejando porcentaje de bateo de .281 con 80 jonrones y 467 carreras impulsadas en 1300 juegos.
Regresó a la Liga Mexicana en 1960 con los Tigres capitalinos ayudando a lograr el campeonato. Tras su retiro fue Presidente Municipal de Veracruz y Presidente de la Liga Mexicana de Béisbol. En 1971 fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol Mexicano y en 2004 falleció a los 80 años en su querida ciudad natal, mismo año en que la temporada de la LMB llevara su nombre.