Carisma y Calidad.
Roberto Francisco “Beto” Ávila González, nació en el Puerto de Veracruz el 2 de abril de 1924. Siempre tuvo grandes habilidades para el fútbol soccer y en el béisbol.
Fue el primer gran ídolo del béisbol mexicano cuya popularidad se originaba en el mejor béisbol del mundo, en las Grandes Ligas de Estados Unidos. Jugaba la segunda base, medía 1.77 m y pesaba 80 kg. El primer pelotero latinoamericano ganador de un campeonato de bateo en MLB, con .341. Lo logró en 1954 con los Indios de Cleveland, donde se le conocía como Bobby Ávila.
En 1942 empezó a jugar con las Abejas de Córdova, en la Liga Invernal Veracruzana, donde se desempeñó como tercera base y también participó con los Chileros de Xalapa.
Su verdadera madera de estelar se mostró a los 19 años, en 1943, debutando con los Pericos de Puebla en la Liga Mexicana de Verano. Al finalizar esta temporada fue titulado como el Novato del Año. Con el mismo equipo fue campeón bateador del circuito en 1947, al registrar .346 de promedio en una liga que tenía talentosos jugadores y se convirtió así en el primer campeón de bateo mexicano en esta liga. Antes, entre 1940 y 1946 la corona había recaído en peloteros extranjeros.
En la prestigiosa Liga Cubana de fines de los años 40’s jugó con los Azules de Almendares. Allí fue visto por los scout de los Indios de Cleveland, y de otros equipos de Ligas Mayores, quienes informaron de la calidad de este segunda base mexicano. Beto Ávila fue entrevistado por los Yankees de Nueva York, pero los Indios de Cleveland ofrecieron mejores condiciones del contrato.
LAS MAYORES.
En 1948 fue enviado a la sucursal de orioles de Baltimore que entonces pertenecía a la Liga Internacional de Clase Triple “A”. Un año más tarde, en 1949 fue subido a Cleveland donde debuta en Ligas mayores, para que ocupara el lugar que dejaba vacante una gran estrella: Joe “Flash” Gordon, quienes lo habían comprado por 17 mil 500 dólares. En las ligas mayores su primer turno al bate fue frente a los Yanquis de Nueva York, en el Estadio Municipal de Cleveland y fue el arranque de una trayectoria que dejó inolvidables registros. Ávila se adueñó definitivamente de la segunda base en 1950. Durante 8 años, fue segunda base y titular indiscutible de los Indios de Cleveland y considerado uno de los mejores intermediaristas de todo el béisbol.
LOS INCREÍBLES CINCUENTAS.
El popular y carismático Beto, tuvo una prolífica década en los cincuentas Regaló una actuación imperecedera en el Fenway Park contra los Medias Rojas de Boston el 20 de junio de 1951 bateó tres jonrones para ganar 14-8 sobre a Boston, en el Fenway Park. El veracruzano bateo de 6-5, cuatro producidas, cuatro anotadas, tres jonrones, un sencillo y un doblete. Participó en el juego de las Estrellas en 1952, 1954 y 1955. Fue el mayor generador de triples en 1952, y tuvo el mejor porcentaje de la Liga Americana en fildeo en 1953. Fue candidato al Jugador más valioso de las temporadas de 1951 y 1954, premios que fueron para Yogi Berra, cátcher de los Yankees de Nueva York.
Ya en el año 1954 el veracruzano se convirtió en una estrella especial al ser campeón bateador de la Liga Americana. El veracruzano superó a Ted Williams de Medias Rojas de Boston que terminó con .345, pero las reglas de esos tiempos, exigían 400 (2.6 veces al bate por juego de su equipo) turnos al menos y no los completó. Se sumaron los 14 turnos necesarios y bajó a .333, Ayudó a los Indios a ganar el título del circuito hasta llegar a la Serie Mundial, en donde fueron barridos en cuatro partidos por los Gigantes de Nueva York. También conectó 15 cuadrangulares, 112 carreras anotadas y 67 carreras producidas. Esa Serie Mundial, enfrentó a los Champion Bat de las dos ligas, Beto Ávila y Willie Mays (.345).
En 1954, año de su título de bateo, solamente había unos cuantos peloteros latinos, entre ellos el cubano Orestes “Minnie” Miñoso, con los Medias Blancas de Chicago, el venezolano “Chico” Carrasquel y Rubén Gómez de Puerto Rico, pitcher de los entonces Gigantes de Nueva York. Ávila en 1959, su último año en Grandes Ligas jugó para los Cerveceros de Milwaukee, los Orioles de Baltimore y los Medias Rojas de Boston.
Su inteligencia, su juego siempre agresivo y su firme determinación de establecerse en el mejor beisbol del mundo, lo llevaron a triunfar plenamente. Tras una carrera de 11 temporadas en las ligas mayores obtuvo un porcentaje de bateo de .281; 80 jonrones; 467 carreras impulsadas; 1,296 hits; 725 carreras; 185 dobles; 35 triples y 78 robos de base en 1,300 juegos en las mayores.
Deseoso de colgar los “spikes” jugando para sus compatriotas, regresó a la Liga Mexicana con 1960 con los Tigres capitalinos dirigidos por Guillermo “Memo” Garibay Fernández. Este equipo logró con la incorporación de Beto el campeonato.
Tras su retiro fue Presidente Municipal del Puerto de Veracruz. Se convirtió en Presidente de la Liga Mexicana de Béisbol. En 1971 fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol Mexicano.
En homenaje a sus éxitos dos estadios mexicanos se llaman “Beto” Ávila; uno inaugurado en 1991 en la ciudad de Cancún, El otro en la ciudad y Puerto de Veracruz, abierto al público en 1992 y llamado el nido del águila, por ser centro principal de los Rojos del Águila de Veracruz.
El 26 de octubre del 2004 falleció con 80 años en su ciudad natal. Ese mismo año la temporada del circuito de verano del béisbol mexicano llevó su nombre.
Algunas veces Beto se soltaba a platicar de bateo y no podía ocultar su admiración por “El Mejor”, Ted Williams. “Williams tenía tal ojo y rapidez con el bat que era el único que podía tirarle a la pitcheada a tres metros de llegar a home. Yo, estaba un poquito atrás, le tiraba a tres y medio metros”. Beto, inolvidable.