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Serie del Caribe

Del fracaso a la dignidad: La mutación de los Charros en la Serie del Caribe

Alonzo Harris

Los Charros de Jalisco se despidieron de la fase regular de la Serie del Caribe con honores. Derrotaron 9 a 4 a los Cardenales de Lara venezolanos, y le quitaron el invicto.

1.La capacidad de mutar

Es notable como los Charros fueron capaces de cambiar su propia cara y mutar en un equipo más aguerrido que explosivo.

Gran parte del mérito de esa transformación habrá que dárselo al Chapo Vizcarra y su cuerpo técnico.

Gabriel Gutiérrez
Gabriel Gutiérrez

2. Otra vez, la pelota pequeña premia

Para el juego del jueves, decíamos que Vizcarra había salido con una estrategia distinta, optando por la pelota pequeña para hacer carreras con tejido fino. Ese enfoque lo premió el jueves. Y lo premió ayer también.

Al igual que el jueves, la pelota pequeña premió también desde el primer inning. Harris abrió con pasaporte, y luego avanzó a tercera en un espléndido bateo y corrido ejecutado por Amadeo Zazueta. Alonzo terminaría anotando en sencillo de Víctor Mendoza. Un turno después, anotaría Zazueta con elevado de sacrificio de Japhet Amador.

Luego, en el sexto inning, la pelota pequeña volvió a ser premiada. Gabriel Gutiérrez abrió embasándose por golpe, y avanzó a segunda en toque de sacrificio de Alonzo Harris. Le dieron base intencional a Zazueta, y luego vino otra vez Víctor Mendoza con cuadrangular de tres carreras.

3. Las bondades de sacudir la mata

Cambiar el enfoque estratégico, sacudir la mata, puede destrabar muchas cosas. A los Charros parece que les hubieran sacado un tapón que dejó fluir el dique. El partido de este sábado ante Venezuela fue un contraste total a la inoperancia ofensiva de los dos primeros partidos en la Serie del Caribe.

En el último juego ante Venezuela, hubo innings como el quinto, en que se pegaron hasta cinco imparables en un mismo episodio. Algo impensable en los primeros dos juegos del torneo cuando con mucha suerte llegaban a pegarse dos sencillos espalda con espalda.

En este partido, México puede presumir 15 imparables, y 3 de ellos extrabases, con 3 dobletes y 1 cuadrangular.

4. ¿Aguantar tanto a Dariel?

Es justamente al revisar el renglón de los extrabases donde cabe una reflexión y quizás uno de los poquísimos reclamos que pudiera merecer Roberto Vizcarra.

Dariel Álvarez se metió en un pronunciado slump en el clásico caribeño. Se fue de 18-2, y sus primeros dos hits, ambos sencillos, vinieron en sus turnos 16 y 18 de la Serie del Caribe.

Stephen Cardullo, en contraparte, había recibido solo cuatro turnos al bat; la noche del viernes entró como emergente por Japhet Amador y en dos turnos pegó dos dobletes. ¿No habría sido buena idea darle más oportunidad a Cardullo en el jardín derecho por Álvarez? Por lo menos para darle a Dariel tiempo y espacio para despejar la mente y volver.

Al final, al Chapo Vizcarra le estaba funcionando sacudirle las ideas al equipo. Bien pudo hacerlo también con Dariel Álvarez.

5. Víctor Mendoza vuelve como caballo

El que ha dado un gran salto de calidad en Panamá, y en general en todo el invierno, es Víctor Mendoza. Viene de tener su primera temporada bateando arriba de .300 en la LMP.

Ya no es un joven, pero las lesiones habían mermado su tiempo de juego, sobre todo en el verano; con ello, también se había postergado su consolidación como estelar indiscutible del beisbol mexicano.

Pero cuando Mendoza está sano y en el campo, tiene la cualidad de ser un bateador puro, de esos que pelean los cetros de bateo. Ya lo demostró este invierno.

La noche del viernes, Mendoza fue el gran héroe del equipo mexicano. Disparó 4 imparables en 5 turnos, incluyendo un jonrón. Empujó 4 de las 9 carreras mexicanas. Fue un auténtico motor.

Víctor Mendoza arranca el 2019 con un estatus superior, estelar.

Víctor Mendoza
Víctor Mendoza

6. Zazueta magistral

Otro pelotero que merece un reconocimiento especial es Amadeo Zazueta. En esta Serie del Caribe se ajustó siempre al rol que tenía que jugar y para el que se le necesitaba.

Cuando el primer bat Alonzo Harris se perdía, Zazueta tomaba la estafeta de ser él quien buscaba los imparables y se ponía en base.

Pero cuando Harris despertaba y arrancaba la tanda embasándose, Zazueta ajustaba. Adoptaba el perfil de segundo bat y ejecutaba piezas magistrales de bateo y corrido a la banda contraria, o toques de sacrificio impecables.

De ser el protagonista que daba los hits, se adaptaba al discreto -pero valiosísimo- rol de avanzar al corredor.

De no haber sido por Amadeo Zazueta, difícilmente habría podido Roberto Vizcarra cambiarle el rostro al equipo y jugar pelota pequeña. Zazueta fue su comodín como segundo en el orden.

7. Un pitcheo sólido y bien manejado

Sin duda, el staff de pitcheo fue de lo más sobresaliente para el equipo mexicano. Su efectividad fue de 3.16, muy buena, aunque ranqueada en cuarto de seis equipos. En general, el Estadio Rod Carew permitió efectividades bajas para casi todos los equipos.

Pero a la hora del análisis a detalle, el carreraje que permitió el equipo mexicano durante la Serie del Caribe fue principalmente gracias a algunos pestañeos. No fue una inestabilidad sostenida, o de crisis prolongadas.

El manejo de Vizcarra, que generalmente estuvo moviendo rápido a sus relevistas, fue acertado en la mayor parte de las ocasiones. No dejó que las pocas crisis monticulares lo nublaran a él o a sus lanzadores.

En total, 7 de los 13 lanzadores que utilizó el equipo mexicano se fueron con efectividad de cero, la mayoría de ellos, en el relevo. Buenas cuentas.

8. ¿Cuál es el saldo?

Cuando terminó el segundo partido de la Serie del Caribe, los Charros de Jalisco parecían en ruta de colisión hacia un fracaso estrepitoso. Con una ofensiva totalmente estéril, los bateadores mexicanos se veían en el Rod Carew con la misma naturalidad con que se vería un bailarín en la superficie de la luna. Para ellos parecía un terreno como de otro mundo.

Pero con todo en contra, aprovecharon el día de descanso y volvieron renovados. Jugaron un beisbol distinto y ganaron los dos partidos que le quedaban. Hicieron la mayor parte de lo que les tocaba hacer en esos dos partidos, salvo ganar por ventajas muy holgadas.

De ser el patito feo que ya estaba eliminado en el segundo encuentro, terminaron forzando a todos a sacar la calculadora.

No se cumplió el objetivo de ganar la Serie del Caribe, pero tuvieron la virtud de transformar un fracaso en una actuación digna. El sabor de boca con el que se van, es muy distinto.

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