Dueño de un carisma y talento de otro nivel, Randy Arozarena se ha ganado el corazón de los fanáticos mexicanos a base de esfuerzo, resiliencia, batazos y sus botas vaqueras.
Por Roberto Espinoza
Nació en Arroyos de Mantua, una pequeña población a cuatro horas y media de distancia en auto de La Habana, y todavía recuerda cuando pasaba su infancia jugando futbol junto a sus hermanos y amigos.
Randy Arozarena es ahora un mexicano de corazón, un pelotero que eclipsó el país con sus grandes actuaciones en el Clásico Mundial de Beisbol y que además se ganó el corazón de los fanáticos mexicanos con simpatía, carisma y sus botas vaqueras.
Arozarena perdió a su padre (Jesús) en 2014, quien murió justo cuando se encontraba en el estadio para verlo jugar los playoffs con los Vegueros de Pinar del Río. Eso, ver a su madre y hermanos desamparados, más la opresión que recibió del gobierno cubano, que pensaba que por su corta edad y talento se fugaría de la isla, lo motivaron al año siguiente a partir en una balsa con rumbo a México, a Isla Mujeres, en Quintana Roo.
Todo beisbolista cubano que deserta tiene que establecer su residencia en un tercer país antes de que pueda ser autorizado por el gobierno de Estados Unidos y firmar como agente libre con un organización de Grandes Ligas, y para Arozarena y demás tripulantes de la balsa, México era el país más cercano.
“Yo era futbolista antes, siempre he amado el futbol, me gusta muchísimo, pero en Cuba al futbol no le daban oportunidad y cuando yo tenía siete años la única oportunidad que veía de poder cobrar algún día cuando llegara a ser grande era la pelota, donde sólo iba a cobrar cuatro dólares, pero yo pensaba que aunque cobrara eso, eso era mi trabajo”, declaró Arozarena en una entrevista a la cadena Fox Sports.
Con 19 años de edad, Arozarena llegó a México y fue recibido con los brazos abiertos. Fue firmado por el ex pelotero Jorge Campillo, quien luego lo lleva a los Toros de Tijuana, donde fungía Director Deportivo, y así comenzó el camino que lo tiene como estrella de las Grandes Ligas, lugar al que soñó llegar para ganar dinero y de esa manera apoyar a su madre.
Profesionalmente inició su camino con los Toritos de Tecate, sucursal de los Toros de Tijuana en la Liga Norte de México, para en 2016 tener una fugaz aparición de cinco juegos en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) y ser firmado por los Cardenales de San Luis.
En el invierno de 2016, Arozarena debutó en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) con los Mayos de Navojoa mostrando parte de su talento, y, ya con experiencia en la sucursal Doble A de San Luis, regresó en el invierno de 2017 a Navojoa para cincelar una gran temporada donde hizo famosas las botas vaqueras y se erigió como campeón de cuadrangulares del circuito al disparar 14.
Después de bregar en ligas menores, los Cardenales le dieron la oportunidad de debutar en 2019 y para 2020 fue cambiado los Rays de Tampa Bay donde ha disparado 20 cuadrangulares en las dos últimas temporadas y este año es uno de los peloteros más productivos de un equipo que inició la campaña con 13 triunfos al hilo, igualando una marca de Grandes Ligas.
En 2020, el jardinero de los Rays implantó un nuevo récord de hits en la historia de la postemporada de Grandes Ligas con 27, e impuso nueva marca de cuadrangulares para novatos en postemporada con 10.
Es decir, para cuando Arozarena se enfundó en la franela de México para el Clásico Mundial de Beisbol 2023, donde bateó para.450, con un cuadrangular y nueve carreras producidas, además de ejecutar tremendas jugadas defensivas, ya era un pelotero cuya carrera comenzaba a tomar tintes de estrella mundial.
Esta es la historia de un pelotero que vive un gran momento en su carrera profesional y que ha demostrado un gran compromiso, amor y gratitud por México y los mexicanos.
¿De dónde nace la idea de salir de Cuba y llegar a Méxicopara buscar tu sueño?
“Mi papá murió cuando fue a verme a un juego de pelota en un playoff en 2014. El juego era a las 7 de la noche, entonces mi papá llegó como a las 5 de la tarde al estadio para ver la práctica y estar en el juego.
“Cuando llega al campo, yo apenas iba saliendo del hotel para ir al estadio para jugar (con los Vegueros de Pinar del Río) y mi papá falleció (de una reacción alérgica a mariscos) ahí en la grada. Yo soy el hermano más grande de tres y al fallecer mi papá me quedé como el hermano más grande, y con 18 años ganaba más que mi mamá y tuve buscar algo para ayudar a mi familia.
“Me decepcioné de la pelota de Cuba porque no me llevaron a una Serie del Caribe (2015) donde yo fui una de las figuras de mi equipo (Vegueros de Pinar del Río) para poder ganar el boleto para ir a la Serie del Caribe. Yo era el center field del equipo y tuve números muy buenos y no me consideraron. Después de eso me comenzaron a reunir con la policía porque decían que yo me quería fugar del país y eso me desilusionó porque no me podían juzgar sin saber lo que yo estaba pensando. Entonces, al no tener papá y desilusionarme de la pelota dije “yo no tengo nada que hacer aquí”, y me escapé para poder ayudar a mi mamá. Lo hablé con ella y di ese paso”.
¿Cómo fue que te escapaste?
“Me escapé en una lancha. Salí de Cuba como a las 3 de la mañana y llegué a México, a Isla Mujeres, como a las 12 del día. Es una gran travesía porque tienes que esconderte de la policía y además sabes que te vas a jugar la vida en el mar sin saber si vas a llegar a la otra orilla, eso es lo más difícil. Estar consciente que es tu vida por tu familia”.
¿Con quién más ibas en la lancha?
“Éramos como nueve en la lancha, entre ellos iban unos compañeros que jugaban conmigo en Pinar del Río y un tío mío”.
¿Lo volverías a hacer?
“No, no lo haría, trataría otra manera, porque la verdad es muy difícil cuando estás consciente de que te estás jugando la vida. Cuando llegas con vida puedes contar la historia, pero la decisión no es nada fácil”.
¿Representando a Cuba fuiste a torneos internacionales?
“Sí, mi primer Campeonato Mundial fue en México, en Guadalajara cuando tenía 16 años. Y después fui a China cuando tenía 18, y ahí fue cuando comencé a ver la pelota con mucho más futuro, hasta que me escapé de Cuba para poder llegar a Grandes Ligas”.
¿Cuándo te das cuenta que puedes llegar a ser estrella del beisbol?
“Yo siempre he confiado en mi, siempre he puesto mi 200 por ciento, pero en el 2020, cuando me suben los Rays a Grandes Ligas explota la figura de Randy, es cuando empiezo a romper los récords en postemporada, donde soy el único jugador que tiene 10 jonrones en una postemporada, y ahí es cuando la gente se fija un poco quién es Randy Arozarena y después el Clásico Mundial me vino a ayudar un 100 por ciento más”.
¿La historia de salir a practicar con las botas vaqueras cómo surge?
“Salió cuando jugué en la Liga Mexicana del Pacífico(2017) y Paul León, compañero mío en los Mayos de Navojoa, usaba botas y entonces yo le dije que me las prestara porque quería salir al campo con ellas. Le dije que esas botas me darían suerte y que me iba a tomar fotos con los fanáticos. Me las prestó y salí a practicar con ellas, los fanáticos se tomaron fotos conmigo y en el juego conecté jonrón, entonces le dije a Paul que a partir de ese día llevara las botas todos los días.
“Al final, en esa temporada pude dar 14 cuadrangulares y quedar como líder en la liga. Luego en 2020, el año en el que jugamos la Serie Mundial con los Rays, al inicio de los playoffs vi a un americano con botas y me acordé del momento de Navojoa y me puse botas también en las prácticas y quedé de líder de jonrones en la postemporada e implanté un récord”.
¿De dónde nace tanto amor por México de tu parte?
“México me recibió como un hijo. Por eso fue que le pedí a la afición y al presidente que me permitieran ser ciudadano mexicano para representar al país en el Clásico Mundial de Beisbol. Hoy tengo esta posibilidad, esta oportunidad y me siento agradecido. Después porque tengo una hija mexicana y quise que se sintiera orgullosa”.
¿Cuál crees que ha sido la clave de tu éxito?
“El sentido de pertenencia de decir ‘yo puedo y voy para adelante, y no me voy a rendir nunca y pensar siempre en grande’”.
FRASES
“Cuando salí de Cuba (2015) llegué a México y vi mucho talento mexicano que a veces no le dan esa gran oportunidad dentro del mismo país, y yo sé que tienen mucho talento”
“Espero volver a representar a México en el Clásico Mundial de 2026. Fue una experiencia increíble, nunca he sentido esa gran felicidad y adrenalina, y con ese apoyo de millones de mexicanos que estaban viendo los juegos”
“En México la calidad la tienen, pero el pelotero mexicano sólo piensa en jugar en México y no en Grandes Ligas. Creo que el pelotero mexicano tiene que pensar en grande, pero tienen que sacrificarse para lograr sus sueños”