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A Fondo

Un chamaco llamado Héctor Espino

Historias del más grande pelotero mexicano, a 60 años de su debut

Muchas páginas se han llenado con las hazañas, anécdotas y aventuras de Héctor Espino. Y solo basta mirar su hoja de servicios para corroborar que estamos ante un fuera de serie, un tipo que nació para batear y escribir su propia historia.

Dueño de un sinnúmero de récords ofensivos, su leyenda y legado se mantienen intactos con el correr de los años y todo indica que así seguirá, ya que varias de sus marcas lucen inalcanzables para cualquier mortal. Sus grandes batazos que pasaban por encima de las lámparas, las líneas groseras que casi atrapaba el short stop y terminaban de jonrón, el gran poder de sus muñecas, las bases por bolas con caja llena o sin gente en base, son parte del gran anecdotario que existe en torno a su figura.

Este 2020 se cumplirán 60 años de su debut en la Liga Mexicana del Pacifico, por lo que es justo y necesario recordar algunos puntos importantes de su ilustre trayectoria en la pelota invernal.

Sus inicios

Desde muy pequeño su padre Abel Espino le inculcó el amor al béisbol, el cuál empezó a practicar junto con sus hermanos. A los 8 años fue batboy en su natal Chihuahua y ya mostraba cualidades para jugar pelota. Su habilidad era cada vez más sobresaliente y siendo un adolescente debutó en Primera Fuerza, donde juego tras juego deslumbraba conectando jonrones a manos llenas. En 1959, “Memo” Garibay se impresionó al verlo en acción y se lo llevó a la Liga Nacional con Dorados de Chihuahua, donde luego de una gran campaña pasaría a los Tuneros de San Luis Potosí en la Liga Central.

Firma para LMP

Su firma para jugar en LMP sigue siendo motivo de controversia y discusión. Algunos argumentan que fue firmado primero por Mauro Contreras en una servilleta para jugar con Hermosillo y que en su viaje para reportar se equivocó, bajó en Cd. Obregón y se enroló con Yaquis, aunque pronto Naranjeros lo reclamó.

En lo personal dudamos mucho que alguien pueda cometer una equivocación de este tipo; entendemos que podría haber una doble firma y esto suscitar una contienda por los servicios del jugador, pero equivocarse de ciudad y no rectificar, lo vemos muy poco factible.

La versión más coherente es la que nos da Don Alfonso Araujo: “German Liegon, hermano de Oscar presidente de Yaquis, vio jugar a Espino con San Luis donde tuvo gran actuación. German lo recomendó y tras ponerse en contacto con él en Chihuahua, Espino voló el 10 de octubre de 1960 a Cd. Obregón, donde se reunió con los hermanos y firmo contrató por 750 pesos mensuales.”

Su Debut

El domingo 23 de octubre de 1960 de tercero en el orden y jardinero derecho contra Ostioneros de Guaymas, se da su debut en la Liga y en ese juego conectó su primer hit, un doblete contra Alejandro Rodelo, bueno para producir también su primera carrera. Ese mismo día, en el segundo compromiso contra Cliserio Trujillo, conectó el primero de sus 299 jonrones y así empezó su historia de éxitos, sin preámbulos y con autoridad desde un principio.

Su llegada a Naranjeros

El lunes 24 de Octubre, Matías Cázares, directivo de Naranjeros, se comunicó con el presidente de la Liga Esteban Pérez para solicitar apoyo, ya que necesitaban urgentemente jardineros y, en caso de no recibir ayuda, amenazó con dejar de participa. Pérez hizo las gestiones con las otras directivas y así fue como Yaquis cedió a Espino a Hermosillo, con quién debutó el sábado 29 de ese mismo mes, precisamente contra su ex equipo, a quienes les conecto tres hits.

Así inicio su romance con los colores naranjas el cual incluyó 8 campeonatos de Liga, uno del Caribe y que se extendería por el resto de sus días.

Su impacto

La entonces Liga Invernal de Sonora se encontraba viviendo su tercera edición y Espino, con su sobresaliente actuación, vino a revolucionarla retando a las estrellas de ese tiempo quienes se preguntaban: ¿Cómo es posible que ese chamaco bateara tanto? ¿Qué come, qué toma, de dónde es? Para darnos una idea de su impacto, ese año conectó para .380, siendo el único bateador que superó la barrera del .300. Incluso estuvo muy cerca de llevarse la Triple Corona de Bateo pero fue superado en impulsadas (41 a 38) por su compañero Juan de Dios Villarreal; en jonrones fue líder con 10. A partir de aquí inicia una era de dominio que lo llevo a imponer un sinfín de marcas ofensivas.

Impresiones de compañeros

Hemos tenido la fortuna de platicar con algunos ex peloteros que jugaron con o en su contra, quienes nos dieron sus impresiones:

-Benjamín “Papelero” Valenzuela (QEPD): “Nos motivó, nos impulsó a sacar lo mejor de nosotros, ¿cómo era posible que ese chamaco hiciera eso?”

-Ronnie Camacho: “Nosotros ya teníamos más tiempo jugando y teníamos algo de cartel, a mí ya me había tocado escuchar de él pero cuando lo vi me sorprendió, la facilidad con que le pegaba a la bola, su swing, no se desesperaba, tenía muy bien definida su zona de bateo”.

-Eradio Burruel: “La mejor cualidad de Espino al batear era su vista, no se iba con pitcheos malos, no hacia medios swings. O le tiraba con todo o la dejaba pasar”.

-Pilo Gaspar (QEPD): “Espino estudiaba muy bien a los pitchers rivales, tanto que parecía saber qué le iban a tirar”.

-Víctor “Cadillo” Saiz (ampáyer): “Espino no alegaba ni hacía gestos si le cantabas un strike que no le gustaba; era tranquilo, por eso nunca lo expulsaron. Solo algunas veces al final del turno se te acercaba y te decía: “Estaba un poco afuera “loco” y se iba caminando lentamente”.

No a USA

Una de las grandes controversias en torno a su figura, es su breve paso en 1965 por Jacksonville, principal sucursal de Cardenales de San Luis y luego su negación a volver a Estados Unidos. La versión más aceptada es que Anuar Canavati, dueño de Sultanes de Monterrey se negó a darle el bono por su venta ($10,000 dólares) y en rebeldía se regresó a México.

Se sabe que recibió varias ofertas para volver, incluso de los mismos Cardenales, pero se negó; además rechazó a Mets, Angelinos y Padres. Desairados por sus desplantes, los equipos ligamayoristas criticaban su falta de interés por la comodidad de vivir en México donde era idolatrado en todos los sentidos. Un comentario que nos llamó la atención, viene de la revista norteamericana Total Baseball donde se menciona: “Espino era como un gran pez en una pequeña pecera, en USA nunca se sintió en su elemento, en USA era alguien más, mientras que en México era el mejor de todos”.

Se dice también que, después de su gran actuación en la Serie del Caribe de 1974 donde fue campeón bateador, el comisionado de MLB Bowie Kuhn, quién asistió al evento en Hermosillo, le ofreció ayuda para ir a la Gran Carpa, pero para entonces ya a los 34 años, cordialmente lo rechazó.

¿Tenía para MLB?

Existen indicios para pensar que pudo hacer carrera en MLB ya que fue muy superior a sus contemporáneos. En sus tiempos, además de los grandes ligas mexicanos, jugaban en invierno otros extranjeros cubanos y prospectos de Estados Unidos, a quienes dejaba con la boca abierta con su habilidad para batear. Muchos comentarios documentan esto, por citar algunos tenemos a Dusty Baker y Rick Suttcliffe, dos exitosos Ligamayoristas que participaron en LMP y ambos externaron que era uno de los mejores bateadores que habían visto y que sin problemas hubiera triunfado en MLB.

Obviamente es algo que nunca podremos saber, pero a nuestro juicio indudablemente tenía el talento para haber bateado a ese nivel.

Apodos:

Es de suponer que un jugador que despertaba tal admiración tendría también una serie de motes y apodos, de tal manera que es de los más prolíficos en este sentido:

“El Superman de Chihuahua”: Por sus descomunales batazos.

“El Bambino Mexicano”: En comparación con Babe Ruth.

“El Mickey Mantle del sur de la frontera”: La prensa estadounidense por su poder.

“El Niño Asesino”: Por su rostro y contundencia al batear.

“El Rebelde de Chihuahua”: Por su regreso y luego negación a volver a Estados Unidos.

“El Maistro”: Ya de veterano por compañeros y otros jugadores.

Espino y los demás

Todo mundo conoce sus records, sin embargo, queremos destacar la enorme diferencia que marcó con rivales y compañeros. Por ejemplo, en jonrones conectó 299 y su más cercano perseguidor Eduardo Jiménez pegó 199. En carreras impulsadas la distancia es abismal: 1097 contra 679 de Matías Carrillo. A sus 13 títulos de bateo nadie se acerca (varios con 2) ni a sus siete títulos de cuadrangulares (varios con 4), 6 premios MVP (3 de Manny Rodríguez) y es el único con más de una Triple Corona de Bateo (3).

Legado

Nunca un jugador va a ser más grande que una institución, pero indudablemente Héctor Espino es alguien que marcó a la Liga Mexicana del Pacifico y especialmente a los Naranjeros de Hermosillo, porque nadie puede negar que la historia de la Liga y la del equipo de la capital sonorense sería muy diferente sin su aporte. Siempre existirá la duda si pudo o no brillar en Grandes Ligas, pero ante su negativa, se quedó en México de tiempo completo donde brilló con tanta intensidad que se convirtió en una leyenda y hombre récord.

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