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Nostalgia

JORGE PASQUEL: ¡AL PURO ESTILO DE PANCHO VILLA PUSO A TEMBLAR AL BÉISBOL DE ESTADOS UNIDOS!

Por: José E. Tijerina

La invasión que hizo Jorge Pasquel en el Beisbol de las Ligas Mayores fue al puro estilo de Pancho Villa.
Durante el periodo de tumultos, un revolucionario destacó y ese fue Pancho Villa. Temiendo que Estados Unidos se involucrara, Villa, desafiante, dirigió una incursión a través de la frontera y hacia Nuevo México en 1916, y mató a 17 soldados norteamericanos. El General del Ejército de Estados Unidos, George Pershing, organizó una infructuosa búsqueda de Villa en las Sierras de México, no pudiendo lograr su objetivo. Hasta la fecha, los mexicanos orgullosamente aseveran, que la invasión de Pancho Villa a territorio de Estados Unidos es la única, al igual que en su momento lo hizo Inglaterra.

Si comparamos lo que hizo Jorge Pasquel en esa invasión que hizo al Beisbol de Estados Unidos, podría ser muy semejante a lo que hizo Villa. Desafió a los hombres fuertes de las Grandes Ligas y en esa incursión de buenas a primeras se trajo a 17 peloteros importantes desafiando el poder del beisbol Organizado y no solo eso, dejar en duda la fuerza del Beisbol Mexicano que en ese momento estaba en las manos de un solo hombre.
El Béisbol mexicano alcanzó, un punto en el que el millonario Jorge Pasquel y sus cuatro hermanos se hicieron dueños de los Azules de Veracruz de la Liga Mexicana de Béisbol. Los hermanos Pasquel y sus tres hermanas eran oriundos de Veracruz; su padre, Francisco Pasquel, era dueño de una oficina de aduanas y accionista de la compañía de puros más provechosa de México. Después de dirigir exitosamente la lotería de Veracruz, los Pasquel continuaron con el béisbol, su pasión.


A principios de los 40, ellos contrataron a Josh Gibson, Willie Wells, Buck Leonard, Ray Dandridge y Booker McDaniel para jugar en la Liga Mexicana. Todos ellos jugaban en la Ligas Negras. Pasquel les pagó bien a los jugadores y los animó a traer a sus familias. Durante la Segunda Guerra Mundial, Pasquel perdió a Quincy Trouppe y Theolic Smith que habían sido llamados para el ejército estadounidense. Así, Jorge Pasquel, con sus numerosos contactos en el gobierno arregló un préstamo de una cantidad fuerte de obreros mexicanos para Estados Unidos a cambio de estos importantes jugadores. También atrajo a grandes estrellas negras más como Roy Campanella, Satchel Paige, Monte Irvin, Chet Brewer y Johnny Taylor.


Jorge Pasquel había sido testigo del entusiasmo de la afición mexicana, cuando Rogers Hornsby, de 48 años de edad, jugó algunos partidos ahí, en especial el día que Hornsby dió su último juego con un jonrón con bases llenas. Después de la Guerra, cuando los hombres que habían prestado sus servicios al ejército de Estados Unidos volvieron a sus equipos, Pasquel se dio cuenta de que los peloteros latinos serían relegados a las Ligas Menores o dejados en la banca, y vio esto como una oportunidad para reclutar gente.


Pasquel tenía el puesto de presidente de la Liga y urgía la necesidad de agregar nuevos equipos en San Luis Potosí y Torreón a las franquicias existentes (ciudad de México, Veracruz, Monterrey, Nuevo Laredo, Tampico, y Puebla). Para llenar las nóminas aumentadas para el programa de verano de 98 juegos, Pasquel hizo la jugada. Siguiendo la tradición de Pancho Villa, invadió Estados Unidos, pero la invasión de Pasquel no fue por ventaja política, sino que fue cuestión de encontrar jugadores para distribuirlos en toda la Liga Mexicana.


Los primeros objetivos de Pasquel fueron los latinos que gozaban de un pequeño toque de gloria en la Liga Mayor durante la Segunda Guerra Mundial. Atrajo a Roberto Ortiz un gran pelotero cubano, que dejó a los Phillies; Luis Olmo, de los Dodgers; Napoleón Reyes de los Gigantes. El pitcher cubano Tommy de la Cruz dejó a los Rojos, y el pitcher de los Cachorros, Adrián Zabaleta dejó a su equipo. Incluso el venezolano Alejandro Carrasquel, que había hecho camino en la LigaMayor mucho antes de la guerra, rompió su contrato con las Medias Blancas para ir a México. Adolfo Luque llegó de Cuba para manejar el equipo del Puebla. Pasquel dio a los latinos la oportunidad de decir no a las Ligas Menores Estadounidenses, alejarse con sus cabezas en alto y poder jugar el béisbol de verano por un mejor salario. También les dio la oportunidad de jugar en América Latina y hablar español.


Si Pasquel se hubiera detenido ahí, su maniobra no habría llamado mucho la atención; pero no se detuvo, sino que se preparó para su próxima incursión en el terreno del béisbol. Quería conseguir la firma de jugadores blancos para jugar en México, un movimiento que atrajo la atención de importantes ejecutivos de la Liga Mayor. Pasquel y su hermano Bernardo fueron con todo, atrajeron a los pitcher Max Lanier y Fred Martin, además del jardinero Lou Klein de los Cardenales de San Luis. Los cátcheres Mickey Owen y Ray Hayworth vinieron de los Dodgers de Brooklyn. El parador corto Vern Stephens dejó a los Cafés de San Luis, y los pitchers Sal Maglie y Harry Feldman, el jardinero Danny Gardella y el segunda base George Hausmann dejaron el equipo de los Gigantes de Nueva York. Max Lanier comentó a los reporteros cuando arribó a México: ” Caballeros, el señor Pasquel me ofreció tanto dinero que no pude negarme”.


En la cumbre de su exitosa incursión, Pasquel declaró: ” Recibimos unos 15 telegramas al día de jugadores de Estados Unidos que piden que se les dé una oportunidad en México. Contrataremos unos 12 jugadores extranjeros más las próximas semanas, y a Happy Chandler (comisionado de Béisbol en Estados Unidos) le ofreceremos si quiere un empleo aquí. Las declaraciones y la incursión de Pasquel eran desafiante para los hombres fuertes de las Ligas Mayores. El gran pitcher de los Gigantes Tom Gorman, describió lo que significa ser buscado por Pasquel: ” Cuando llegué a Laredo, Bernardo Pasquel me dijo que su hermano Jorge quería verme en la ciudad de México. Tenían un avión esperando y, cuando llegamos, los Pasquel me hicieron sentir un Babe Ruth. Un Cadillac nos recogió en el aeropuerto y ya en la oficina de Jorge Pasquel, abrió un cajón de su escritorio y sacó un fajo de billetes, contó 20,000 dólares y los puso en la mesa como había prometido”. Tom Gorman lanzó durante todo 1946 a pesar de una lesión que sufriera a principio de la temporada, con ayuda de inyecciones de Novocaína.


Pasquel disfrutaba tanto “pellizcar la nariz del béisbol estadounidense”, que anunció que iba a invitar a Joe DiMaggio, Ted Williams, Bob Feller, Stan Musial y Hank Greenberg a que se unieran a su liga. Esta postura de Pasquel ofendió a los ejecutivos de las ligas mayores y al comisionado Chandler, quien, finalmente tomó una decisión y que los jugadores de la Liga “ilegal” de Pasquel serían echados del béisbol organizado de Estados Unidos durante cinco años si no volvían para el Opening Day de 1946.


A pesar de la visión y dirección de Pasquel, la liga mexicana no pudo competir al nivel de la Ligas Mayores. La limitada capacidad de asientos de los estadios (el de la ciudad de México alcanzaba 22,000; el resto un promedio de 8,000), hizo imposible que Pasquel recuperará sus gastos, y perdió grandes cantidades de dinero en 1946. Cuando comenzó a reducir sueldos en 1947, algunos jugadores estadounidenses regresaron a su país. Aunque los jugadores que habían ido a México serían suspendidos del Beisbol Organizado de EUA durante cinco años una nueva ley establecida después de una decisión de un juez federal les permitió volver en 1949.


La fortuna de los Pasquel se fue a pique, y en un partido de playoff de 1951 entre Veracruz y San Luis Potosí fue golpeado por una piedra lanzada por un aficionado y eso llevó en su momento a delegar el control de su equipo y renunciar como presidente de la Liga Mexicana. Era un hombre desilusionado al morir en 1955, cuando se estrelló en su avión particular.


Su legado a los mexicanos y al Béisbol Mexicano es que encabezó la única liga extranjera que asaltó exitosamente a las Ligas Mayores de Estados Unidos. Al igual que Pancho Villa, él no temía pararse frente a la gigantesca nación del Norte. Esas victorias tal vez sólo sean simbólicas, pero siguen siendo importantes para nuestro México.

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