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OPINIÓN

EL ATLETA DEL SIGLO

En abril de 1999, el Congreso de los Estados Unidos publicó una Resolución Conjunta en la que se reconocía al atleta norteamericano del siglo XX. No se trataba de Babe Ruth, ni de Lou Gehrig, tampoco de Jesse Owens, de Michael Jordan, o de Mohamed Ali. Los congresistas eligieron a un atleta cuyo nombre es poco conocido en la actualidad, pero que destacó tanto en el deporte amateur, como en el profesional. Un indio americano originario de Oklahoma llamado Jim Thorpe.

Huérfano desde la adolescencia, Thorpe asistió a escuelas públicas y destacó en todos los deportes en los que participó: futbol americano, béisbol, equitación, natación y atletismo, entre muchos otros. Sus entrenadores de la Escuela Industrial India de Carlisle lo alentaron a competir en las pruebas nacionales para asistir a los Juegos Olímpicos de Estocolmo en 1912, donde tuvo gran éxito, como se puede ver en esta nota del New York Times.

Representó a los Estados Unidos (aunque la ley no lo considerara aún ciudadano estadounidense por ser un indio Sac Fox) en dos pruebas: pentatlón y decatlón. En Estocolmo, Jim Thorpe ganó medalla de oro en ambos eventos, una hazaña que nunca se repitió en la historia olímpica moderna. A consecuencia, el rey sueco Gustavo V lo nombró el mejor atleta del mundo, a lo que Jim Thorpe simplemente respondió: “Gracias, rey.” Sus hazañas tuvieron fama mundial y fue recibido en su país con desfiles y reconocimientos.

Sin embargo, el gusto duró poco, pues en ese entonces las reglas del Comité Olímpico Internacional (COI) eran muy estrictas con respecto a la condición de amateur de los atletas. Se comprobó que Thorpe había jugado béisbol profesional tres años antes, por lo que le retiraron sus medallas y récords. No importaron los argumentos de su extrema pobreza, orfandad y que solamente cobró $2 dólares por juego, el COI fue implacable en su decisión.

Al año siguiente, en 1913, Jim Thorpe recibió generosas ofertas de cinco equipos para jugar béisbol en grandes ligas: Medias Blancas de Chicago, Rojos de Cincinnati, Medias Rojas de Boston, Cafés de Saint Louis y Gigantes de Nueva York. Thorpe eligió al equipo neoyorkino, que lo firmó por $5,000 dólares, una cifra importante en la época. El mánager de los Gigantes, John McGraw solía decir que con el tiempo Thorpe se convertiría en el Ty Cobb Indio.

Jugó seis temporadas en MLB, aunque con mediano éxito. Así como el mítico basquetbolista Michael Jordan, Thorpe comprobó que el tener habilidades atléticas fabulosas no son garantía para convertirse en un gran pelotero. De las cinco herramientas, era extraordinario para correr las bases, para fildear y para tirar, pero le fallaban dos: el bateo de poder y el bateo de porcentaje. Se le dificultaban las curvas. 

Por otro lado, su desempeño en el futbol americano fue muy exitoso. Thorpe está en tres Salones de la Fama: El del futbol americano colegial, el del futbol americano profesional y el de atletismo. Adicionalmente, el trofeo al jugador más valioso de la NFL se llama como él. Tal vez este año Lamar Jackson gane el trofeo Jim Thorpe. 

Sirvió a su país en la Segunda Guerra Mundial, se casó tres veces y tuvo ocho hijos. En 1949 Burt Lancaster protagonizó una película basada en su historia, cuatro años antes de su muerte a los 64 años. Tras su fallecimiento, un poblado de Pennsylvania lleva su nombre y en 1982 el COI regresó las medallas olímpicas y los récords a los hijos de Jim Thorpe, un atleta extraordinario.

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