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Nostalgia

El “Perfecto” Larsen y su paso por Ciudad Obregón.

El béisbol se encuentra de luto, este primero de enero del veinte – veinte llegó la noticia fatal de la muerte del ex pitcher derecho de Ligas Mayores, Don James “Mr. Juego Perfecto” Larsen, que naciera un 7 de agosto de 1929, en Michigan City, Indiana, en sus años mozos vivió en San Diego, California.

Es el único pitcher que ha lanzado Juego Perfecto en una Serie Mundial, el histórico juego fue el 8 de octubre de 1956 jugando para los Yankees de New York contra los Dodgers de Brooklyn. Yogi Berra fue el receptor de ese memorable juego después del último out saltó a los brazos del pitcher Don Larsen. El famoso momento fue inmortalizado en fotografías y películas difundidas en todo el mundo, los Yankees vencieron dos carreras a cero a los Dodgers de Brooklyn en el antiguo Yankee Stadium ante casi más de 70 mil aficionados.

Larsen murió a los 90 años de edad, en Hyden, Idaho, Estados Unidos al parecer de cáncer de esófago.

RECORDANDO A DON LARSEN CON LOS ARROCEROS (YAQUIS) DE CD. OBREGON EN LA VIEJA LIGA DE LA COSTA

En la IX temporada de la Liga de la Costa del Pacífico, William Cash es despedido como manager de Arroceros de Obregón, llegó Clinton Courtney al timón de los Yaqui que ayudó a detener la caída de Obregón, e incluso subieron un poco en el standing pues al término de la serie No.15 habían remontado hasta 6.5 juegos del líder Mazatlán, sin embargo, en las últimas cinco series cayeron en otro lúgubre slump terminando la contienda en el sótano a 13.5 juegos del campeón; en este último lapso Obregón ganó 6 de 20 juegos. Al mes de la llegada de Courtney, se incorpora a la tribu también un gran pitcher y bateador de Grandes Ligas en un movimiento desesperado de los directivos yaquis para la segunda mitad de la campaña: Don Larsen, quien en poco más de un mes de juego demostró su calidad que lo llevó a sostenerse varias temporadas en Grandes Ligas.

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Don Larsen ocupó el lugar de Bob Clear que fue dado de baja, y lo mismo bateando que lanzando dejó grandes recuerdos en los parques de la Liga de la Costa del Pacífico. Larsen debutó el viernes 18 de diciembre de 1953 bateando jonrón, triple y sencillo jugando el jardín en una derrota 16-6 sufrida por los Yaquis en el Puerto de Mazatlán. El domingo 20 de diciembre en el juego matutino Larsen vence a los Venados 8 por 3 ponchando a 11 enemigos. Debutó en Obregón el 1 de enero de 1954 jugando uno de los jardines al abrirse la serie contra Hermosillo conectando jonrón en el primer inning; al día siguiente lanzó una blanqueada de 5-0 echando otra pelota a los algodonales del Valle del Yaqui.

Pero el fornido rubio lanzador derecho se llevó también un recuerdo imborrable. En el segundo juego de la serie Obregón contra Hermosillo el día sábado 16 de enero de 1954, ganaba holgadamente 6-0 hasta que se le atravesó “el coludo”: Al bat Hermosillo: inicia “Chanquilón” Díaz con elevado al jardín central; Leo Rodríguez se embasa en error del short y William Cash conecta de hit siguiendo Leo hasta tercera. Claudio Solano conecta tremendo doblete que hace anotar a Hermosillo su primera carrera. Joe Joshua a continuación es puesto out, pero Santiago Ayala continúa la esperanza al batear un doblete productor de 2 anotaciones; finalmente “Natas” García es ponchado para terminar el inning con el score Obregón 6 Hermosillo 3. El relevista de Hermosillo Jesús “Manopas” Alcántar retira tranquilamente en tres hombres la novena dejando el escenario listo para la tragedia: Naranjeros al bat: “Beto” Rodríguez inicia aguantándose un ponche; David García empieza la fiesta con sencillo, pero “Chanquilón” Díaz también es ponchado. La gente empieza a abandonar el estadio, y Larsen respira tranquilo, pues un out lo separa de la victoria. Mientras tanto, David García se roba la segunda y también la tercera, pero Larsen no le da importancia, se concentra más en el bateador para llevarse el triunfo. En el siguiente turno al bat, Leo Rodríguez saca un angustioso rodado que le permite llegar a primera en un hit de piernas; García no se mueve, tiene miedo de perder el último cartucho. Hombres en primera y tercera y al bat William Cash; la expectación en las tribunas es máxima, el out es inminente, muchos aficionados ven los momentos finales desde la puerta de acceso a la salida; el aficionado fiel pide tan solo un hit más que alargue la agonía, “no le hace que sea podridito”. El destino acepta la petición y manda el hit más grande del béisbol: William Cash recorre las bases saboreando el dulce empate que Larsen no podía creer. Pero después de la euforia, tanto William Cash como sus compañeros y público en general sabían que no era suficiente su batazo y tenían que acabar con Larsen de una buena vez; sólo faltaba una carrerita más. Claudio Solano está en la caja de bateo, la seguridad de que el empate está en la registradora le da confianza al acercarse al pentágono; el jonrón ha debilitado a Larsen y su concentración luce perdida… el manager Clinton Courtney está de cátcher, los dos tienen conocimientos suficientes para sacar ese último out, decide irse con Larsen para bien o para mal hasta el final. Solano recuerda la deuda que tiene con la afición, se llevó un castigo que lastimó al equipo, lo sabe muy bien, algo puede hacer por ese público que es su raza misma. Entonces sucede el milagro, Solano conecta de tal modo que aquella esférica se eleva por los callados cielos de Hermosillo dibujando una parábola que se intersecta con el suelo detrás de la barda del Estadio; ese jonrón aún hoy en día Hermosillo no lo olvida. Jesús “Manopas” Alcántar sabe que esa carrera le daría su único triunfo de la temporada y con sabor de campeonato; Naranjeros le gana a Larsen 7-6. Claudio Solano al recordar la hazaña comentaba: “Era una especie de slider y me acuerdo que cuando se amotinó la gente en home para quererme levantar en hombros, les dije que el pitcher ganador era el “Manopas”, y que mejor lo fueran a levantar a él, y así se lo llevaron hasta el Mercado Municipal. Al final de la campaña Don Larsen comentaría: “De ese juego que perdí en Hermosillo no quiero ni acordarme. Allá me dieron una buena lección que me ha de ser provechosa. Ese juego lo tenía ganado con facilidad y lo perdí por demasiada confianza. Fue en realidad una buena lección”; Larsen finalmente terminó la campaña con 4 ganados y 4 perdidos. Aunque el standing dice que Obregón resultó un equipo más bien de media tabla, nadie puede negar que los Yaquis dieron un espectáculo formidable en muchos partidos, dejando un agradable sabor de boca que solo producen las buenas novenas de béisbol; después de todo, la mayoría de las veces el standing lo fabrica la fortuna.

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