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Nostalgia

FERNANDO VALENZUELA: ¡EL QUE SE FUE Y TRIUNFÓ!

Por: José E. Tijerina.

En la década de los sesentas y setentas los niños de todo México imitaron a Héctor Espino y siguieron sus hazañas. Uno de ellos, un pequeño de una granjita en la costa de Sonora, algunas veces se escapaba de la escuela para jugar béisbol y escuchar por la radio a su héroe Espino. Algunos de sus amigos jugaban fútbol, pero a él lo que le gustaba era el beisbol, sus 11 hermanos y hermanas trabajaban en los campos para ganar un poco de dinero. Ese pequeño era Fernando Valenzuela y lo único que quería hacer era jugar béisbol.

A la edad de 15 años, Fernando dejó la escuela y firmó un contrato por 250 dólares para jugar profesional sólo durante tres meses con el equipo de Sonora. A los 17 años fue observado por Avelino Lucero, que lo recomendó con Corito Varona y Raúl Cano y finalmente lo analiza Mike Brito, un buscador de jugadores de los Dodgers de los Ángeles, el mes de julio de 1979, el gerente general de los Dodgers, Al Campanis, vio a Valenzuela que entonces jugaba para el equipo de Yucatán, pero su contrato era de Pericos de Puebla, y le ofreció 60,000 dólares por su contrato. Los Yankees aumentaron la cantidad a 100,000, y Campanis casi se retira de la oferta, pero regresó con 120,000 dólares y ganó los derechos de Valenzuela.
Por la cercanía de la comunidad mexicana-americana al sur de California, Walter O’Malley, el dueño de los Dodgers siempre soñó con traer a Los Ángeles a una estrella mexicana. Pero ni siquiera el mismo O’Malley se pudo imaginar el impacto tan fuerte que tendría Fernando Valenzuela y la “Fernandomanía” en los hispanos, en las Ligas Mayores de Béisbol, y en casi toda Norteamérica.

Valenzuela comenzó su ascenso a la cima al Chávez Ravine, pitchando en Lodi, California. Estaba solo y no podía hablar inglés, y para empeorar las cosas, perdió a su novia Linda Margarita Burgos. Sólo pitcheo 24 entradas, pero dejó lo suficientemente impresionado al manager de los Dodgers como para contratar a Roberto “Bobby o Babo” Castillo, un hispano de los barrios del Este de los Ángeles para que enseñará a Valenzuela el screwball. Después de un exitoso verano en 1980 con San Antonio, los Ángeles llamaron a Valenzuela a ayudar a un reducido staff de pitcheo. En diez apariciones en los Dodgers, no permitió una sola carrera. La Fernandomanía comenzaba a surgir.

Un día de apertura en 1981, junto con los demás principiantes de los Dodgers, el manager Tonmy LaSorda eligió a su pitcher novato Fernando Valenzuela para que lanzara contra Houston. La multitud no le aplaudió a este desconocido lanzador mientras caminaba hacia el montículo, pero al final su blanqueada de 2-0 permitió sólo cinco hits, los aficionados se pararon de su asiento gritando, “¡Fernando, Fernando!”

Cuando los Dodgers emprendieron el viaje, Valenzuela obtuvo otras dos blanqueadas y solo permitiendo una carrera en otro triunfo. Lanzó cinco blanqueadas en sus primeros 7 juegos, y pronto los reporteros de Estados Unidos y Latinoamérica comenzaron a seguir la historia de Fernando. Cada vez que pitcheaba, atraía a más de 10 mil aficionados extras de los que normalmente asistían a partidos de la Liga Nacional. Sus padres volaron desde México como huéspedes de los Dodgers para verlo pitchar en el Estadio de los Dodgers que ya tenía sus entradas agotadas. Para el 8 de mayo el novato Fernando Valenzuela logró un notable récord de 7-0 permitiendo sólo dos carreras. Su porcentaje quedó en 0.22.

La Fernandomanía sacudió a la nación. Se solicitaban conferencias especiales de prensa después de cada una de sus salidas. Un reportero le preguntó a Valenzuela qué oportunidad tenía para ganar el premio Cy Young. Valenzuela se encogió de hombros y dijo, “¿qué es eso?”. La revista Playgirl lo catalogó entre los diez hombres más “sexys” del mundo.

Pero una huelga de jugadores comenzaba a fraguarse en el horizonte del béisbol, y en poco tiempo los peloteros votaron por irse a la huelga. Justo antes de que esto sucediera, a Valenzuela le ofrecieron 50,000 dólares por un contrato para un cartel, una suma de 8,000 dólares más que su salario de 1981. Cuando comenzó la huelga de los jugadores de béisbol en junio, Valenzuela regresó a México y aportó 25,000 dólares a una clínica para niños. El presidente mexicano José López Portillo lo recibió, y dos semanas después estuvo con los presidentes Reagan y López Porrillo tomando el desayuno en Washington. Tommy LaSorda, manager de los Dodgers dijo: “Es bueno para los Dodgers, es bueno para el béisbol, es bueno para México, es bueno para nuestras relaciones con México; pero sobretodo, es bueno para Tommy LaSorda”.

Una de las razones por las que Valenzuela integraba más a los aficionados de béisbol era el hecho de que no contaba con una figura atlética. Al explicar el porqué de su amplia cintura dijo: “Seguro, tomo algunas cervezas, pero no muchas. Más bien lo que hago es comer mucho: bistecs, ensaladas, aguacate, comida mexicana, carne asada, frijoles, arroz. Me encanta comer”. Otra maravilla era que Fernando solo se podía comunicar a través de un traductor. Ante la gran publicidad, Fernando se mantenía calmado: ” Esto es algo muy bueno, pero yo nunca creí llegar a ser una estrella, y lo que es más no sé cuánto tiempo dure. Todo lo que quiero hacer es conservar lo que tengo y recibir lo que pueda llegar “. Después de un tiempo dejo su cuarto de hotel y se mudó a la casa de la familia de Mike Brito.

Después de conjurada la huelga en agosto, Valenzuela fue llamado a participar en el juego de Estrellas en 1981, en Cleveland. Permitió un par de hits, pero ninguna carrera en la única entrada en la que participó, y terminó la temporada de su debut con un récord de 13-7 y un 2.48 de porcentaje en CL. También encabezó la Liga Nacional con 11 juegos completos y 192 ponches, consolidando su récord como el único pitcher novato que obtuviera ocho blanqueadas. Todo esto en una breve temporada. La votación le otorgó el premio Silver Slugger por su destreza en el bateo y fue seriamente considerado para otorgarle el Guante de Oro. La carencia de agilidad para ser un corredor de bases era la única imperfección aparente de ese talentoso jugador.

Una vez que terminó la temporada, Valenzuela, el muchacho que nunca había escuchado hablar de Cy Young, fue el primer novato asignado que ganara el premio que lleva el nombre de aquel gran lanzador. Fue elegido como el Novato del Año y quedó en el quinto lugar con la nóminación para el Jugador Más Valioso. El Sporting News lo llamó el Mejor Pitcher del Año en las Ligas Mayores. Valenzuela y era el héroe de todo México. Su apoyo a la candidatura a la presidencia de México de Miguel de la Madrid fue una noticia que cubrió las primeras planas de los periódicos. El 29 de diciembre se casó con su novia Linda Burgos en Mérida, la boda fue difundida a través de las emisoras de radio mexicanas. Mike Brito fue testigo, y más adelante reveló que la pareja ya se había comprometido mucho tiempo antes, “Pero ahora que Fernando tiene una mejor posición, han podido formalizarlo”.

Durante su espectacular temporada como novato, los Dodgers sólo le pagaron 29,000 dólares ya que el salario mínimo dentro de las Ligas Mayores, se había reducido a causa de la huelga. Ganó otros 30,000 dólares a través de otros endosos que hizo. Para su segundo año los Dodgers podrían pagar a Valenzuela lo que ellos quisieran, pero Valenzuela y su agente pudieron 1,000,000 de dólares al año y así se mantuvieron. Cuando se le preguntó a Tommy LaSorda acerca de la petición salarial de Valenzuela, contestó: “Quiere que le devolvamos a Texas”.

Durante el invierno, Valenzuela ganó un contrato por 1,000,000 de dólares en arbitrajes. Convirtiéndose entonces en el “estudiante” mejor pagado en la historia del juego, Valenzuela era el ganador del pago de arbitraje más elevado a la fecha. Los Dodgers le ofrecieron 750,000 dólares, pero Valenzuela se puso difícil. En una audición sobre arbitraje, Tommy LaSorda llamó a Valenzuela “el sueño de cualquier manager” en un videotape. En otra entrevista, el gerente general Al Campanis recordó cómo el exdueño de los Dodgers, Walter O’Malley, siempre quiso poder encontrar un jugador mexicano que pudiera unir a la gran comunidad mexicano-americana en los Ángeles; en este sentido Campanis dijo, “Nosotros encontramos a Fernando y por ello somos afortunados. Mr. O’Malley debe estarnos mirando con una sonrisa.

Sin tomar en cuenta todo lo que pasó con la carrera de Fernando Valenzuela, lo importante es que tiene un récord dentro y fuera del campo, que lo califica como una estrella. Sus hazañas en el campo sirven como ejemplo a los jugadores latinos y a los jefes de las Ligas Mayores del potencial económico del antes ignorado público del beisbol estadounidense. Valenzuela fue uno de esos peloteros con una atracción muy fuerte entre las comunidades hispanas locales y el impacto que tuvo en la población americana abrió un rápido crecimiento y un gusto por el pelotero latino, como también lo fueron en su momento el gran Luis Tiant, Roberto Clemente, Minnie Miñoso. Y creemos que, así como Fernando Valenzuela por medio del beisbol reforzó ese enlace vital en la colección de mexicanos- americanos, también muchos peloteros latinos lo pueden hacer si toman la decisión de salir de su casa con la firme idea de triunfar en el mejor beisbol del mundo.

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